francisco de novalis
Primera Parte: La espera
Sus padres se habían ido a la cama y dormían; sonaba el tic-tac acompasado del reloj de pared; fuera silbaba el viento ysacudía las ventanas; la claridad de la luna iluminaba de vez en cuando la habitación. El muchacho, inquieto, tumbado sobre su lecho, pensaba en el extranjero y en todo lo queéste les había contado. «No son los tesoros -se decía- lo que ha despertado en mí este extraño deseo. Bien lejos estoy de toda codicia. Lo que anhelo es ver la Flor Azul. Su imagenno me abandona; no puedo pensar ni soñar en otra cosa. Jamás me había ocurrido algo semejante: es como si antes hubiera estado soñando, o como si, en sueños, hubiera sidotrasladado a otro mundo. Porque en el mundo en que antes vivía, ¿quién hubiera pensado en preocuparse por flores? Antes jamás oí hablar de una pasión tan extraña por una flor. ¿Dedónde venía este extranjero? Nadie de nosotros había visto nunca a un hombre así, y, sin embargo, no alcanzo a saber por qué he sido yo el único a quien sus palabras hancausado una emoción tan grande. Los demás han oído lo mismo que yo y a nadie le ha ocurrido lo que me está ocurriendo a mí. ¡Ni yo mismo soy capaz de hablar del extraño estado en queme encuentro! A menudo es tan grande su encanto... Y aunque no tengo ante mis ojos la Flor, me siento arrastrado por una fuerza íntima y profunda: nadie puede saber lo queesto es ni nadie lo sabrá nunca. Si no fuera porque lo estoy viviendo y penetrando todo con una luz y una claridad tan grandes, pensaría que estoy loco; desde la llegada delextranjero todas las cosas se me hacen mucho más familiares. Una vez oí hablar de tiempos antiguos, en los que los animales, los árboles y las rocas hablaban con los hombresi.
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