Francisco Y El Dragón
Francisco y el dragón
por Margarita Mainé
Mañana de lunes en primer grado. A Francisco le cuesta olvidarse del fin de semana y del partido de fútbol que le ganó a su tío. La maestra ya está explicando algo y Francisco, con desgano, saca los útiles de la mochila.
Hoy va a trabajar bien para poder salir al recreo sin problemas, porque a Francisco siempre le pasa algo y no puede terminar latarea en la clase.
En cuanto escribió la primera letra, al lápiz se le quebró la punta y buscando el sacapuntas en la mochila, encontró una moneda vieja que le regaló su tío. Se la mostró a Ezequiel y empezó a explicarle lo antigua que era. Como Ezequiel no le creía, estuvieron discutiendo y hablando toda la hora. Mientras discutían, Ezequiel hacía la tarea pero Francisco…
Cuando sonó el timbredel recreo todos salieron corriendo. Francisco se escondió atrás de Camila. Con un poco de suerte la maestra no lo veía y no le tenía que mostrar el cuaderno.
Cuando Francisco iba llegando a la puerta del salón, el corazón le galopaba; quizás hoy se salvaba, un pasito más y…
—Francisco, antes de irte al recreo, mostrame tu cuaderno —dijo la maestra.
Francisco se volvió a buscar su cuadernoadivinando lo que pasaría después. De toda la tarea que habían hecho ese día, él sólo había escrito mar, de martes y para colmo era lunes.
—Si no trabajás en clase, trabajarás durante el recreo —dijo la maestra repitiendo una ley que Francisco conocía de memoria.
Así fue que se quedó solo en el aula y con su tarea para hacer.
Escribió lunes y en ese momento entró Alejandro para buscar lasfiguritas y llevárselas al recreo.
—A verlas… —dijo Francisco con bronca. Alejandro siempre terminaba su tarea en clase y encima tenía figuritas.
Alejandro se las mostró orgulloso pero apurado. Lo único que quería era volver al recreo para cambiar figuritas con sus amigos.
Francisco miraba las figuritas y pensaba que no era justo que él solo se perdiera el recreo. Cuando Ale quiso salir, le dijo:
—Note las doy nada. Yo ayer tenía figuritas como éstas y se me perdieron. Seguro que vos me las sacaste.
Ale dijo que no era verdad, que su mamá se las había comprado y entonces empezaron una discusión de esas que duran mucho y no sirven para nada.
Cuando Alejandro se cansó, para no perderse todo el recreo fue hasta el pizarrón y con una tiza dibujó un enorme dragón con cara de malo.
Después dijo:—Ahora voy a salir al recreo y voy a contar hasta tres. Este dragón del pizarrón te va a sacar mis figuritas. Tendrás que vencerlo —y se fue dando un portazo.
A través de la puerta, Francisco escuchó la voz de Alejandro:
—Uno, dos… tres.
Francisco pensó en borrar el dragón pero cuando apoyó el borrador en el pizarrón escuchó un rugido espantoso.
Alejandro no le había mentido. El dragón semovía furioso y con cara de pocos amigos.
—¡Dame esas figuritas! —dijo con voz dragonosa y Francisco se quedó duro de miedo. ¡No sólo se movía, también hablaba!
—¿Quién sos? —le preguntó desorientado.
—Soy un dragón. ¿No me ves? GRRRRR, dame esas figuritas.
Francisco se acercó a su mesa y agarró su regla. Muchas veces le había servido como espada con sus amigos. Como buen espadachín amenazó aldragón, que de un zarpazo le sacó la regla y las figuritas al mismo tiempo. Después rompió la regla en diez pedacitos y con un nuevo rugido demostró que era un dragón malísimo.
A Francisco se le ocurrió una idea. Agarró el borrador y de una sola pasada le borró la cara de malo y le dibujó unos ojos dulces y una sonrisa de dragón en la boca.
—Qué lindo estás ahora —le dijo contento.
El dragón...
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