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Páginas: 6 (1342 palabras)
Publicado: 15 de diciembre de 2014
dogmas y los valores falsos respetados en las mediocracias; revela
energías anhelosas de esparcirse, contenidas por mil obstáculos
opuestos por el espíritu gregario. El temperamento individualista llega
a negar el principio de autoridad, se substrae a los prejuicios, desacata
cualquiera imposición, desdeña las jerarquíasindependientes del mé-
rito. Los partidos, sectas y facciones le son indiferentes por igual,
mientras no descubre en ellos ideales consonantes con los suyos pro-
pios. Cree más en las virtudes firmes de los hombres que en la mentira
escrita de los principios teóricos; mientras no se reflejan en las cos-
tumbres las mejores leyes de papel no modifican la tontería de quienes
las admiranni el sufrimiento de quienes las aguantan. La ética del idealista estoico difiere radicalmente de esos indivi-
dualismos sórdidos que reclutan las simpatías de los egoístas. Dos
morales esencialmente distintas pueden nacer de la estimación de sí
mismo. El digno elige la elevada, la de Zenón o la de Epicuro; el me-
diocre opta siempre por la inferior y se encuentra con Aristipo. Aquél
serefugia en sí para acrisolarse; éste se ausenta de los demás para
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zambullirse en la sombra. El individualismo es noble si un ideal lo
alienta y lo eleva; sin ideal, es una caída a más bajo nivel que la me-
diocridad misma.
En la Cirenaica griega, cuatro siglos antes del evo cristiano, Aris-
tipo anunció que la única regla de la vida era el placer máximo, busca-
do por todos losmedios, como si la naturaleza dictara al hombre el
hartazgo de los sentidos y la ausencia de ideal. La sensualidad erigida
en sistema, llevaba al placer tumultuoso, sin seleccionarlo. Llegaron
los cirenaicos a despreciar la vida misma; sus últimos pregoneros en-
comiaron el suicidio. Tal ética, practicada instintivamente por los es-
cépticos y los depravados de todos los tiempos, no fuelealmente
erigida en sistema después de entonces. El placer -como simple sen-
sualidad cuantitativa- es absurdo e imprevisor; no puede sustentar una
moral. Sería erigir a los sentidos en jueces. Deben ser otros. ¿Estaría la
felicidad en perseguir un interés bien ponderado? Un egoísmo prudente
y cualitativo, que elija y calcule, reemplazaría a los apetitos ciegos. En
vez del placer bastotendríase el deleite refinado, que prevé, coordina,
prepara, goza antes e infinitamente más, pues la inteligencia gusta de
centuplicar los goces futuros con sabias alquimias de preparación. Los
epicúreos se apartan ya del cirenaísmo. Aristipo refugiaba la dicha en
los burdos goces materiales; Epicuro la encumbra a la mente, la ideali-
za por la imaginación. Para aquél valen todos losplaceres y se buscan
de cualquier manera, desatados sin freno; para éste, deben ser elegidos
y dignificados por un sello de armonía. La originaria moral de Epicuro
es toda refinamiento: su creador vivió una vida honorable y pura. Su
ley fue buscar la dicha y huir del dolor, prefiriendo las cosas que dejan
un saldo a favor de la primera. Esa aritmética de las emociones no es
incompatiblecon la dignidad, el ingenio y la virtud, que son perfeccio-
nes ideales; permite cultivarlas, si en ellas puede encontrarse una
fuente de placer.
Es en otra moral helénica, sin embargo, donde encuentra sus mol-
des perfectos el idealismo experimental. Zenón dio ala humanidad una
suprema doctrina de virtud heroica. La dignidad se identifica con el
ideal; no conoce la historia más bellosejemplos de conducta. Séneca digno de la corte del propio Nerón, además de predicar con arte exqui-
sito su doctrina, la aplicó con bello coraje en la hora extrema. Sola-
mente Sócrates murió mejor que él, y ambos más dignamente que
Jesús. Son las tres grandes muertes de la historia.
La dignidad estoica tuvo su apóstol en Epicteto. Una convincente
elocuencia de sofista caldeaba su...
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