Frenési venéreo

FRENESÍ VENÉREO
Durante los últimos meses revistas españolas, francesas e inglesas han publicado constantemente artículos relativos a la impotencia masculina porque, al parecer, los caballeros están acudiendo en masa a los consultorios de los sexólogos y médicos para quejarse de este mal. Cuando las causas de la impotencia son fisiológicas, los médicos recomiendan intervenciones quirúrgicasnovedosas como la implantación de prótesis en el pene o las famosas pastillitas vigorizantes; pero si los motivos son psicológicos, entonces los sexólogos elaboran hipótesis para desentrañar el misterio. Casi todos los sexólogos coinciden al afirmar que en más del 45 % de los casos de impotencia psicológica tienen la culpa (¿quién cree usted, distinguido lector?) las mujeres, porque se han vueltoexigentes y veleidosas en las batallas de amor.
Después de leer —o haber oído hablar a las amigas— acerca del multiorgasmo, el orgasmo simultáneo, el punto G (pared frontal de la vagina, arriba del hueso del pubis), el punto K ( al final de la vagina, próximo al cuello del útero) o el punto U ( entre el clítoris y la entrada de la vagina),pocas damas se conforman con los mendrugos de amor que lesofrecen sus parejas y reclaman erecciones continuas y duraderas; los hombres, but of course, sienten la obligación de ofrecer a sus mujeres las delicias que con la sola embestida de su pene creen que pueden otorgar, aunque sea a marchas forzadas. Resultado: las exigencias de las damas en la cama están haciendo estragos entre los miembros del género masculino que piensan que su valía depende deuna erección.
A estos caballeros no deberían extrañarles los reclamos femeninos, puesto que nuestra capacidad amatoria y nuestra lujuria han sido descubiertas desde la antigüedad. Los autores dedicados a reseñar las pasiones eróticas han dejado una provisión de anécdotas memorables y sabrosas que dan cuenta de la voracidad sexual de la mujer. Luciano, escritor griego (125 d.C), en Lukios o el asno,narra las insaciables apetencias de una habitante de Tesalónica que, después de hacer el amor con diferentes varones, recurrió a la contundencia de las cualidades físicas de un asno para satisfacerse. Desgraciadamente para la joven, el asno era sólo un hombre que se había frotado un ungüento mágico y había sufrido una metamorfosis. Al recobrar su forma humana, la joven lo rechaza con injuriasterribles, enfadada por haber perdido al potente animal.
También los autores latinos hicieron su agosto describiendo el frenesí venéreo de las damas; como en esa época no había sexólogos, Ovidio ofrece, en Arte de amar, consejos a las mujeres para sostener los ardores desfallecientes, dando a entender que a una mujer apasionada no le basta una sola cópula para satisfacerse. La leyenda de nuestrainsaciabilidad continuó con Ausonio, escritor de los primeros tiempos del cristianismo, quien consignó en sus poemas que las mujeres tienen un temperamento vicioso en busca de obscenas voluptuosidades y declaraba: "Se hacen servir por ambos agujeros, temen que morirán de decepción sí no lo prueban todo".
Los ejemplos de la incontinencia femenina que no se frena ante nada son numerosos en lahistoria literaria de los siglos pasados. Este tema se explotó por los clérigos devotos que, aunque predicaban contra la lujuria, cedían a ella en cuanto se los permitía la ocasión. A expensas de la mujer insaciable se han compuesto refranes, canciones, poemas, cuentos, etcétera. François Rabelais tampoco se quedó corto al considerar a la mujer un abismo de lubricidad infatigable, y compendió lasideas que de las damas tenían muchos renacentistas: "Cuando digo mujer, digo un sexo tan frágil, tan variable, tan mudable, tan inconstante e imperfecto que la naturaleza, al hacer a la mujer, me parece que se ha extraviado del buen sentido por el cual había creado y formado todas las cosas, porque en las mujeres hay un animal glotón e insaciable: el útero."
La creencia de que toda mujer es una...