Freud Cuarta Conferencia
Con sorprendente regularidad, la investigación psicoanalítica refiere los síntomas patológicos del enfermo a impresiones de su vida erótica, nos muestra que los deseos patógenos son de la naturaleza de los componentes instintivos eróticos y nos obliga a aceptar que las perturbaciones del erotismo deben ser consideradas como las influencias más importantes de todasaquellas que conducen a la enfermedad. Y esto en ambos sexos.
La labor analítica necesaria para la aclaración absoluta y definitiva curación de un caso patológico no se detiene nunca en los sucesos del período de la enfermedad, sino que llega, en todos los casos, hasta la pubertad y la temprana infancia del paciente, para tropezar allí con dos sucesos e impresiones determinantes de la posteriorenfermedad.
Sólo los sucesos de la infancia explican la extremada sensibilidad ante traumas posteriores, y únicamente por el descubrimiento y atracción a la conciencia de estas huellas de recuerdos, casi siempre olvidadas, adquirimos poder suficiente para hacer desaparecer los síntomas.
Al igual que en los sueños, son los deseos duraderos y reprimidos de la niñez los que han suministrado su energíapara la formación de síntomas, sin la cual la reacción a traumas posteriores hubiera tenido lugar con normalidad (y no patológicamente). Y estos poderosos deseos duraderos y reprimidos de la niñez deben ser considerados siempre, y con una absoluta generalidad, como sexuales.
Debemos considerar que, según Freud, el niño posee dese un principio sus instintos y actividades sexuales; los traeconsigo al mundo, y de ellos se forma la llamada sexualidad normal adulta a través de numerosas etapas y de una importantísima evolución. Citando a Sanford Bell, dice: La emoción del amor sexual no surge por vez primera en el período de la adolescencia cono se ha pensado hasta ahora. El Dr. Sanford Bell hizo muchas observaciones a partir de las cuales dijo: Observando sin prejuicio alguno estasmanifestaciones, en cientos de parejas de niños, no se puede eludir atribuirles un origen sexual.
Los hombres han olvidado su propia actividad sexual infantil bajo la presión de la educación civilizadora y no quieren que se les recuerde lo que han reprimido.
El instinto sexual del niño se nos revela muy complejo y es susceptible de una descomposición en numerosos elementos de muy diverso origen.Este instinto sexual del niño es aún independiente de la procreación, a cuyo servicio entrará más tarde, y por lo pronto, sirve para la consecución de sensaciones de placer de muy diversos géneros, a las que por sus analogías y conexiones reunimos bajo la común consideración de placer sexual.
La fuente principal de placer sexual infantil es el estímulo de determinadas zonas del cuerpo, además delos genitales, la boca, el ano, la abertura del meato, la piel y otras superficies sensibles. En esta primera fase de la vida sexual infantil, la satisfacción es conseguida en el propio cuerpo y aparte de todo objeto exterior. Según la terminología de Haverlock Ellis, la denominamos fase de autoerotismo y llamamos zonas erógenas a las partes del cuerpo que intervienen en la consecución del placer.El chupeteo o succión observable en los niños pequeños, es un buen ejemplo de satisfacción autoerótica a través del estímulo de una zona erógena.
El primer científico que observó este fenómeno fue un pediatra de Budapest llamado Lidner y lo interpretó como una satisfacción sexual y describió su transición a otras más elevadas formas de actividad sexual.
Otra satisfacción sexual de la edadinfantil consiste en el estímulo masturbatorio de los genitales, lo cual tendría una gran importancia para la vida posterior.
Junto a estas y otras actividades autoeróticas, se manifiestan muy tempranamente en el niño, aquellos componentes instintivos de placer sexual, la libido, que presuponen la necesidad de una persona exterior al niño.
Estos instintos aparecen bajo dos formas: activa y...
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