Freud"iniciacion al tratamiento"1913
En el presente trabajo me propongo reunir algunas de estas reglas para uso del analista práctico en la iniciación del tratamiento. Entre ellas hay algunas que pueden parecer insignificantes, y quizá lo sean. En su disculpa he de alegar que se trata de reglas de juegos que han de extraersu significación de la totalidad del plan. Pero además, las presento tan sólo como simples «consejos», sin exigir estrictamente su observancia. La extraordinaria diversidad de las constelaciones psíquicas dadas, la plasticidad de todos los procesos psíquicos y la riqueza de los factores que hemos de determinar se oponen también a una mecanización de la técnica y permiten que un procedimientogeneralmente justificado no produzca en ocasiones resultado positivo alguno, o inversamente, que un método defectuoso logre el fin deseado. De todo modos, estas circunstancias no impiden señalar al médico normas generales de conducta.
Ya en otro lugar hemos consignado toda una serie de indicaciones relativas a la selección de los enfermos para el tratamiento analítico. No habré, pues, de repetirlasaquí, y sólo haré constar que en el intervalo han sido plenamente aceptadas por otros psicoanalistas. Pero sí añadiré que ulteriormente he tomado la costumbre de advertir a aquellos enfermos sobre los cuales poseo pocos datos que, en principio, sólo provisionalmente, y por una o dos semanas, puedo encargarme de ellos, y de este modo cuando me veo obligado a interrumpir el análisis, por estarcontraindicado, ahorro al enfermo la penosa impresión de una tentativa de curación fracasada, pues considera el hecho como un mero sondeo realizado para llegar a conocer el caso y decidir si le es o no aplicable el psicoanálisis. Es este el único medio de prueba de que disponemos, y no conseguiríamos nada intentando sustituirlo por una serie de interrogatorios que, además, nos Ilevarían el mismo tiempoo quizá más. Pero a la par que un ensayo previo, constituye la iniciación del análisis y ha de seguir por tanto, sus mismas normas. Sólo podremos diferenciarlo algo del análisis propiamente dicho dejando hablar preferentemente al enfermo y no suministrándole más explicaciones que las estrictamente indispensables para la continuación de su relato.
Esta iniciación del tratamiento con un períodode prueba de algunas semanas tiene, además, una motivación diagnóstica. Muchas veces, al encontrarnos ante una neurosis con síntomas histéricos u obsesivos, no muy acentuada y relativamente reciente, esto es, ante una de aquellas formas de neurosis que consideramos más apropiadas para el tratamiento analítico, tenemos que preguntarnos, sin embargo, si no se tratará de un caso inicial de unademencia precoz (esquizofrenia, según Bleuler, o parafrenia, según mi propuesta), que al cabo de más o menos tiempo mostrará francamente todo el cuadro sintomático de esta afección. A mi juicio, la decisión no es en estos casos nada fácil. Sé que hay psiquiatras que rara vez vacilan en este diagnóstico diferencial, pero también estoy convencido de que se equivocan tan a menudo como los demás. Pero loserrores de este género son mucho más fatales para el psicoanalista que para el psiquiatra clínico, pues en ninguno de los dos casos posibles emprende éste nada decisivo; se expone solamente al peligro de cometer un error teórico, y su diagnóstico no tiene más que un interés académico. En cambio, si el psicoanalista yerra en su diagnóstico, incurrirá en una falta de carácter práctico, impondrá al...
Regístrate para leer el documento completo.