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En 40, 0 50 años quizás, les contaré a los más jóvenes de esta mítica Universidad de Chile, de su plantel, de don Jorge, de Beccacece yDessio. Des esos jugadores que en menos de dos años nos dieron mucho más que 4 alegrías. Les contaré, también, del estadio repleto al ritmo delbombo que hacíamos entre todos nuestros corazones expectantes; insufribles. Les hablaré de cómo corrían y metían esos 11 leones semana asemana, sin importar el rival, fuera de Chile o dentro de él. Corrían siempre como si fuera el último partido. Jugaban con desgarros y lesiones,pero esa camiseta azul, que no se mancha, parecía ser la mejor de las curas. Eso nos hacían creer y así lo creímos. Les contaré de nuestrocapitán y eterno defensa; les explicaré las paradojas con el caso de Jhonny, ese que siendo el mejor arquero del continente no era llamado a laselección, pero que para él no había color más grande para defender el azul. Les hablaré del pibe argentino que fue nominado para suselección gracias a todo lo que mojó la camiseta con el chuncho en el pecho. De un peruano que nos dejó con el alma en hilo. De rocky, de Gokú y deGohan. Del Keno, Osvaldo; de Junior, el Toby y de Edú. De ese arquero que sin jugar, era el alma del equipo. ¡Cómo jugaban esos 11 leones!¡Cómo querían esa camiseta! Seguramente, en muchos años, estas palabras las diré con un nudo en la garganta y los ojos rojos de emoción.