Futbol
Después de nueve meses de espera, lajornada de este lunes histórico empezó cerca de las 8 de la mañana. En el club, el Frente Ángel Labruna, el organizador del ansiado evento, ultimó detalles y, pocos minutos después, el camión quetrasladó a la bandera más larga del mundo -que durmió en Sáenz Valiente, la calle interna del Monumental- recorrió los 6,2 kilómetros que lo separaban del punto de partida a una fiesta sin precedentes.Allí, en Figueroa Alcorta y Tagle, lo esperaban los primeros grupos de hinchas. Los que no pudieron dormir producto de la ansiedad, de no querer perderse absolutamente nada de lo que se presagiaba como unacontecimiento histórico. Aunque para las 11, la cantidad de gente fue tal, que ya a esa hora resultó imposible no cortar el tráfico de una de las esquinas más transitadas de la ciudad.
El barriode Palermo quedó tomado por los hinchas de River. Supermercados, kioscos, bares, estaciones de servicio y todo lo que estuviera a cuatro cuadras a la redonda se transformó en rojo y blanco. Laexplanada de Canal 7 se convirtió en una prolongación de los alambrados del Monumental: cientos de banderas, las de siempre y las de ocasión, flamearon de una punta a la otra del edificio de la TV Pública.Entonces, para las 13, ya no se trataba de algunos grupos somnolientos, sino de más 60.000 hinchas de River de todas partes del país: Capital, Buenos Aires y el Interior, pero también del exterior.La filial de Barcelona, como no podía ser de otra manera, también tuvo a sus representantes en esta fiesta riverplatense, que comenzó custodiada por una gigantografía espectacular que emuló al...
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