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SE ACABÓ EL CRÉDITO

Pasan las horas, los días quizás, y todavía se mastica la rabia, la impotencia y la indignación de estar asistiendo a un espectáculo triste. No lo protagonizamos; somos merosespectadores, no somos parte de algo que nos parece tan propio, como es Católica. Porque justamente, duele por eso. Sentir que eres parte de algo y que, al mismo tiempo, no lo eres.

Uno en elestadio, en la vorágine del partido, exige rendimientos, alienta, intenta traspasar algo de energía y confianza a los jugadores, que desesperadamente algunos y otros derechamente abúlicos, parecieraque quieren cambiar la situación. Derechamente, uno duda. No del profesionalismo ni tampoco de las condiciones futbolísticas, pero hay elementos de la mezcla que influyen en el mal resultado. A partirde lo anterior, un mal resultado es casi una anécdota frente a la crisis institucional que es ya evidente. Difícil que las malas decisiones que últimamente se han tomado, no redunden en el campo dejuego. Algunas de esas decisiones tienen directa relación con la conformación del plantel, y otras se vinculan a la necesidad que el hincha se sienta más representado/involucrado en lo que respecta aSU club.

Particularmente, uno espera un club inclusivo, participativo y abierto a su gente. Porque la crítica no apunta solamente al modelo de concesión, el cual ya es perverso, sino que la formade hacer cosas es justamente la que aleja a los hinchas, quienes sentimos que el club es una empresa, el cual no rinde ni en la cancha ni en la bolsa, lugares donde su mayor defecto es casiparadigmático: no es competitivo. Nos gustaría que fuera un juego de palabras, pero es simplemente la realidad.

La lógica indica que el paso siguiente a la acción es la reacción; Claramente el panorama nose distingue demasiado alentador, porque la paciencia se acaba y porque la línea de crédito se agota día a día. Tampoco existe un interlocutor al cual poder emplazar. Porque a veces somos hinchas...