Futbol

De la moralidad y de las buenas conductas del fútbol
Cuando a una simple actividad humana de devaneo le agregamos una cuota de seriedad, por mínima que sea, pierde todo su carácter y sentido recreativo y adquiere una naturaleza más competitiva. Y la competitividad exige un determinado grado de esfuerzo, compromiso, rigor e intensidad que varían dependiendo del nivel de seriedad que lacompetencia implique.
Por ello que cuando a una simple pichanguita de barrio la condimentamos con una apuesta, por pequeña que sea, pierde su sentido recreativo y exigirá de todos sus miembros esfuerzo, seriedad e incluso responsabilidad, porque basta la dejadez o el error de uno para que el resto se vea perjudicado. Y es en ese contexto que surgen las calenturas, las discusiones, la violencia verbal, eljuego se vuelve más rudo y desleal y así todo se degenera hasta llegar a la violencia física. Todo eso sucede dentro de una cancha cuando hay algo en disputa. Seamos buenos, todo eso sucede en cualquier situación en la que haya algo en disputa, y una actividad tan competitiva y trascendente como el fútbol profesional no es la excepción. Y ocurre así porque nadie quiere ser derrotado, es propio denuestra naturaleza humana no querer ser sometidos por otro.
Y esto no quiere decir que para ganar, o mejor dicho, para no perder, sea justificable recurrir a medios desleales y sucios, pues en principio, en el fútbol lo principal es intentar jugar bien y respetar las normas, para así aspirar a ganar. Sin embargo, por más que intentemos hacer del fútbol un juego de moralidades y lógicas, tiene unanaturaleza mucho más pasional y emocional, y si los hinchas lo sentimos así, los futbolistas lo sienten así por mil. Es precisamente esa naturaleza la que muchas veces hace actuar con vehemencia a los jugadores, actos que nosotros los hinchas solemos condenar como falta de moralidad y nos escandaliza quizá más de lo que debería.
Este argumento no va en desmedro y ni siquiera está relacionado conlas buenas conductas que deben caracterizar tanto el futbolista como al hincha.
La gran diferencia que existe entre un juego de barrio y uno profesional, no pasa por lo económico ni comercial, sino por el público y porque existe una autoridad dentro de la cancha. Mientras una pichanguita de barrio probablemente sea vista únicamente por el que llegó tarde y las reglas de juego son sobreentendidasya que no existe alguien que las haga respetar, un juego de fútbol profesional tiene autoridades que imponen el reglamento y además puede llegar a tener millones de espectadores en todo el mundo que a la vez hacen de jueces “moralistas”, y aunque sus palabras no repercuten durante el desarrollo del juego, sí tienen un valor mucho más significativo que pueden afectar la reputación de cada jugador.Funciona así. Al igual que al jugador talentoso se le reconoce esa virtud a donde vaya, al jugador que con su actitud y desempeño dentro de la cancha ha construido una imagen de futbolista solidario, empeñoso y/o corajudo, también será reconocido como tal hasta por el hincha del equipo rival. Lo mismo sucederá con el futbolista flojo, displicente desleal y/o tramposo. Cada uno es responsable dela fama que se gana y las actitudes de uno son las que deterioran el derecho a gozar de buena imagen.
La diferencia entre los jugadores de una pichanguita de barrio con apuesta y los jugadores profesionales, es que los primeros pueden faltarse el respeto mutuamente hasta llegar a la violencia física pues no hay un mediador ni público, los segundos no pueden pues tienen una responsabilidad moralpara con los espectadores. No pueden libremente agarrarse a golpes, ni hacer gestos o movimientos obscenos y/o racistas dirigidos al público pues este puede resultar ofendido. Esa es la moralidad que deben respetar los jugadores.
El jugador que trabaja a la boquilla (insulta) y siempre deja su chiquita al rival, y que si la pelota sale de la cancha sin que el árbitro lo advierta y quiere...