fx23
Páginas: 6 (1438 palabras)
Publicado: 5 de marzo de 2014
En el segundo título, Vallejo va con lo mejor de su estilo antinovelístico: una escritura vivificada por el habla, sin cortes, sin capítulos, de arriba al suelo, del subsuelo. Comienza con la frase: “Soy el Diablo. Y nadie puede conmigo”– al fondo a la derecha: “hemossido dependientes de tienda, acomodadores de carros, sacadores de basura, vendedores de zapatos, limpiadores de inodoros ¡Y qué inodoros! Las paredes cubiertas de
graffiti obscenos y retacados de porquería. Por la roña de San Lábaro y el hedor de Santa Cune
allejo parte del principio de que la vida es un desastre, que vamos de una nada a otra nada, y que debiera existir un derecho de no habernacido. En Años de indulgencia, su diatriba alcanza a los afroamericanos, al ex presidente Salinas de Gortari, y al cine colombiano. Una de las muchas historias rocambolescas de la novela es la de la imposibilidad de filmar una película en Colombia. A los técnicos se les vela la cinta, filmada con tanto esfuerzo, porque el agua tiene demasiado cloro. Entonces se plantean la idea de que, para empezaruna industria cinematográfica, deberían contar, primero, con un pozo de agua limpia. Luego, se les vuelve a arruinar la cinta porque se les va la luz a la mitad del revelado. Entonces, habría que tener una planta de luz. El protagonista de la novela se acaba yendo a Nueva York para hacer su cine, pero termina vendiendo pececitos en una tienda. El propio Vallejo ha contado que, tratando de filmarsus películas en Colombia, terminó en la Séptima tapado con periódicos. En México logró hacer tres, Crónica roja (1977), En la tormenta –sobre los años de La Violencia, entre 1945 y 65– y Barrio de campeones (1988), con Katy Jurado. Pero en Años de indulgencia tiene palabras más que crueles contra el cine, un arte mucho menor que la literatura, pues necesita de letreros para que el espectador seentere de que pasó el tiempo. Un arte que no puede traducir a imágenes la palabra “eternidad”. Así que a la frustración por no poder hacer cine, se le añaden otros contratiempos como vivir en la ciudad más humanizada del planeta, Nueva York, llena de “rapacidades”. Al final, el narrador termina por prenderle fuego al negocio donde trabaja.
Además del sexo y el nitrato de amilo “para ir a buscar aDios porque aquí no lo encuentro”, el rencor es casi una constante newtoniana. O mejor no. Newton es otro de los enemigos personales de Fernando Vallejo. Una paradoja interesante: “Dios es ateo.”
Y así llegamos a La puta de Babilonia, que le levanta acta de defunción a la Iglesia Católica y, en el fondo, a todo fanatismo criminal. El gesto de Vallejo no podría ser más moral: es el único escritorque se plantea como una posibilidad que los países latinoamericanos –menos asustados que Europa, según él, por las guerras de religión– discutamos la conveniencia de proscribir el catolicismo institucional por ser culpable de crímenes atroces, matanzas, purgas, inquinas, inquisiciones, torturas. En el fondo, Vallejo no cree que el catolicismo ni el islam sean religiones, sino máquinas deasesinar, que sustentan una moral que nunca han practicado. Con esa propuesta llegó a la Universidad Nacional Autónoma de México, acompañado de sus perros. El texto es vallejiano en su discurrir de monólogo donde lo mismo vale el hecho histórico –por ejemplo, el papa Esteban vii mandó exhumar el cadáver del papa Formoso para juzgarlo en el “sínodo del cadáver”, nueve meses después de muerto– que la...
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