fénix y koy.

Nunca sintió que tuviera mucho que dar, un cuerpo vacío vistiendo disfraz, una coraza de falsas fortalezas. Incompleto cada suspiro, intranquilo cada paso, desconfiaba de todo aquello que pudieramoverse, pues le habían dañado mucho. Era un haz de esperanzas, un mar de lágrimas, un vaivén de miedos, un nudo en la garganta, un minuto más después de las doce, era diferente a las demás. Nunca unapreciosa gema, ya que entre el cemento quizás se encuentran piedras, pero para diamantes y rubís, hay que excavar y pulir.

Siempre creyó que para pensar tranquila, unas vueltas le servirían. Suspaseos a pie eran siempre acompañados de variados curiosos, residentes de aquellos caminos; sin embargo a cada centímetro se sentía más solitaria aún, incluso más que aquél esmalte de uñas que dejó bajola cama por unos meses, de color carmín, y al menos el esmalte tenía arañas y telas en sus pinceladas. Ella si bien, no quería terminar en la basura junto al esmalte, poco hacía para cambiarlo.Más que sentirse en el cuerpo equivocado, no estaba conforme. Quizás en otras pieles dejó el calor que solía encenderles la mirada a los moradores. A medida que transcurrían los años, sus huellas fueronquedando impresas en cuerpos ajenos, aquellos amigos que duran más que una lluvia de otoño, incluso de invierno. ¿Era normal seguir sintiéndose incompleta?
Y claro que sí, no era poseedora de tierrafirme.

Por esas cosas de la vida, un día le apareció en el plano a vislumbrar una nueva alma divagante, de lejana alma y resplandecientes sonrisas, un ser tan desconcertante para su burbuja,rompía con sus esquemas, de ideales diferentes y suspicaces, de fuertes decisiones y palabras, de altos decibeles culturales, el elíxir hecho persona para aquella mujer en penumbras.
¿Cómo iban sus pocodelicadas curvas a interesarle la mente?, ¿Acaso sus dichos alcanzaban para engatusarle los intereses? Sí.

A los días después ella murió, de tantos puntos suspensivos en el corazón ya no daba...