Gabriel Di Meglio
Gabriel Di Meglio “Introducción”
Se cree que la revolución iniciada en 1810 no habría modificado a la sociedad radicalmente. Fue solo una revolución política, o al menos unarevolución poco convincente, poco verdadera.
Desde un cierto posicionamiento de izquierda, estudiantes quisiera genuinamente que la revolución hubiese sido más revolucionaria de lo que parece haber sido.En las últimas dos décadas, la perspectiva que propone considerar a los movimientos que condujeron a la independencia iberoamericana como un proceso único con desarrollos locales diferentes ganopreeminencia en buena parte de los campos académicos de la región.
Fue con el trabajo de Tulio Halperin Donghi y de Francoios-Xavier Guerra que la idea de la centralidad de la crisis metropolitanainiciada en 1808 como disparadora de las revoluciones logro un alto impacto en el campo historiográfico iberoamericano.
A un nivel mayoritario, la revolución sigue siendo considerada como una reaccióncriolla ante la dominación española. Esta visión suele presuponer la existencia de la nación desde antes de la emancipación.
Esa clásica concepción, de impronta mitrista pero compartida por corrientesque pretenden combatir su herencia, ha sido fuertemente rebatida en el último cuarto de siglo por la historiografía, que ha demostrado con contundencia la inexistencia previa de la nación.
Otraposición, que se ha propagado mucho últimamente y no se opone completamente a la anterior, es romántica y binaria: ve en la revolución de independencia un paso más en la lucha de América por resistir ladominación europea. Los movimientos iniciados en 1809 y 1810 serian la continuación de una puja secular, cuyo origen está en la resistencia indígena en las Antillas en 1493, y llega al levantamiento deTúpac Amaru a fines del siglo XVIII.
Aunque empíricamente insostenible e incluso débil en su propia lógica consigue un impacto emocional. Y la clave maniquea, es indudablemente efectiva.
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