Gacetillas
Se acerca la Navidad…
Todo se ofrece para la venta. Los negocios se visten de Papá Noel, al punto que los niños no logran fácilmente reconocer quién es el verdadero protagonista de esta Fiesta y, los grandes, casi que lo olvidamos…
Pero todos los años decimos lo mismo. Todos los años el consumo se nos viene encima y es difícil esquivarlo, porquellega avasallante, cabalgando en su poderoso trineo.
Quizá, en lugar de perder tiempo peleando con el viejito que nos desafía con su clásico: “Jo Jo Jo”, sería bueno ponernos las pilas y recuperar la memoria del que se acerca.
La liturgia del Primer Domingo de Adviento que acabamos de celebrar nos invita a tener ánimo y a levantar la cabeza porque se acerca nuestra liberación (cfr.Lc 21, 25-28.34-36).
Y, fijate, los Padres de la Iglesia nos enseñaron que hay tres Venidas del Señor: una pasada, que sucedió hace 2009 años y que recordamos; otra futura, que esperamos y una tercera, sí, una tercera, creo que bastante olvidada: la que acontece hoy, la de Jesús presente en los pobres y oprimidos de este mundo.
¿No te parece que la Iglesia nos propone este textoal comenzar el Adviento para que dejés de caminar mirando al suelo, llorando lo que pasó, preocupado por lo que va a pasar, mientras Jesús va quedando al costado del camino, sentado en la vereda, en esa mamá con su bebé en brazos pidiéndote una moneda, o parado en esa viejita que no tiene quién le ayude a cruzar la calle, o en el hombre que muere solo en la cama del hospital o en la joven quenadie visita en la cárcel, gritándote en silencio: “¡Vengo a los míos y los míos no me reciben!”?
Sí, ¡ánimo!, levantá la cabeza, la liberación de los oprimidos está llegando y Jesús te necesita para que la llevés a sus predilectos. ¡HOY ES NAVIDAD!
¡MANOS A LA OBRA!
Ayer por la tarde salí de casa hacia la Capilla para la catequesis con las mamás. Dando gracias a Dios por el bello díaalcé los ojos y vi un volantín que subía bailando alegremente.
Mucho más alegre todavía estaba Pilín, mi vecinito, que con sus cinco años no conoce todavía lo que se siente estando en el balcón de un primer piso, y que saltaba contento con esa prolongación de su pequeña humanidad que era su querido volantín.
Me miró radiante y me gritó: “¡Alto!”…. Por cierto, le contesté, cómplice: “¡Sí,altísimo!”… y ahí quedó, feliz en sus maniobras, mientras yo entraba a la Capilla con las mamás.
A la catequesis siguió una reunión y otra. Cuando salí, ya la luna creciente dibujaba una sonrisa enorme en el cielo con sus dos puntas hacia arriba. Volvía mirándola a casa cuando mis ojos se toparon con una triste visión: el volantín de Pilín, cautivo de los cables de la luz.
Supe que en esebollo de piolín y cable había quedado enredada la ilusión de mi amiguito… Imaginé la escena de su desesperación por desenredarlo… y la áspera respuesta de su madre tironéandolo para entrar a la casa: “Te dije que no lo remontaras tan alto”.
Junto al dolor de su corazoncito sentí mi impotencia: tampoco yo podía hacer nada para devolver el volantín a su pequeño dueño.
Hoy, el Señor quisotransformar mi impotencia en luz y crucé a visitarlo. Apenas me vio, alzó los ojos a lo que quedaba de su ilusión hecha trizas y después los puso en mí. “¿Te gustaría otro volantín?” – le pregunté. Dio un salto y corrió a contárselo a su madre, que me miró, empezando a entender… “Mañana, lo remontamos de nuevo” – le dije, y ella asintió, acariciando sonriente la cabecita de su soñador.
Hoy elpueblo argentino está votando. Una vez más, pondremos en las urnas nuestras esperanzas que, sin duda, nos cuesta volver a remontar.
Sin embargo, mañana temprano saldremos nuevamente a trabajar y, empecinadamente, volveremos a apostar a poner el hombro para una Argentina mejor.
Por eso, hoy, por sobre todas las cosas, María, te pedimos que alientes esa esperanza, la que te sostuvo de pie...
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