galleta de la discordia

Universidad Rafael Landívar
Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales
Claudia Mónia Lou Quezada de Gutiérrez
2014

Caso de Estudio

La galleta de la discordia1
Southland Baking Company gana mucha
plata con productos horneados llenos de
grasas trans. Ahora, consumidores
actividstas y litigantes ambiciosos
quieren terminar con ambos.
La atractiva casa victoriana se situaba enuna suave colina de la comunidad dormitorio
de
Bethesda,
Maryiland.
Con
buenos
binoculares
se
podía
discernir
la
inconfundible
forma
de
la
cúpula
del
Capitolio a través de cualquiera de las
tres buhardillas del lujoso ático. Era uno
de esos pequeños placeres que daba ser el
dueño de esta casa en esta ciudad.
O por
lo menos lo fue hasta febrero pasado,
cuando repentinamenteapareció al lado una
exagerada
imitación
del
palacio
del
gobernador en Williamsburg, Virginia, con
cuatro chimeneas en vez de las dos del
edificio original.
Su dueño era un afable abogado litigante
llamado Alex Kezenas, de 64 años, quien en
1999 realizó un golpe maestro en la cúspide
de su carrera profesional. Su cliente era
un jugador de béisbol de la liga escolar de
West Virginia, quea los 18 años de edad
presentó un cuadro de cáncer de lengua
debido al uso habitual de tabaco de mascar.
Kezenas convenció a un jurado rural para
condenar a Cherokee Tobacco Company al pago
de USD12.1 millones por concepto de daños
efectivos y punitivos.
Sus honorarios, la
sexta parte de este monto, ayudaron a
financiar el obstáculo de ladrillos que
actualmente habitaba.
Sentado en elborde de su cama un día
domingo
en
la
mañana
y
mirando
distraídamente a través de la ventana,
Peter Schimidt se recordó que lo que le
molestaba era la casa de Alex, no su
profesión, aunque a decir verdad no estaba
de
ánimo
para
tratar
con
abogados
litigantes en ese momento.
Un histriónico
abogado neoyorquino acababa de querellarse
contra
una
empresa
de
alimentos                                                            
1

 Gerson (2004) HARVARD BUSINESS REVIEW. Harvard Business 
School: US. 

empaquetados no muy distinta de la de
Peter. ¿La razón? Supuestamente había hecho
engordar a su cliente. La demanda parecía
ridícula.
Pero toda demanda, por más
infundada que fuera, representaba dolores
de
cabeza
y
gastos
para
la
empresa
demandada, pensó.
Elcaso de Alex era
distinto.
El tabaco era una verdadera
amenaza para la salud. Así que, ¡aplausos
para Alex!
Sonó el teléfono.
Era Richie Snell,
director de asuntos gubernamentales de
Southland Baking Company. “Peter, tengo un
problema”, dijo. “Mañana a las 10 a.m. la
subcomisión de alimentos y fármacos de la
Cámara de Representantes realizará una
sesión especial dedicada al tema de laobesidad infantil y su relación con el
contenido
de
grasa
en
los
productos
horneados, y necesitamos saber qué pasa.
Pero tengo una reunión con el senador
Fullenwieder a la misma hora.
¿Puedes ir
tú? Conoces a los participantes incluso
mejor que yo”.
“Por supuesto, Richie”, respondió Peter,
ocultando su irritación.
Richie pudo
haberle avisado con mayor anticipación. Si
no lo hizo,probablemente fue por su
habitual distracción.
A Peter también se
le ocurrió que lo podría haber hecho de
este modo para obligarlo a acceder a su
solicitud.
Antes de unirse al pequeño
departamento jurídico de Southland hace una
década, Peter había sido el asesor jurídico
de la subcomisión.
Cuando se fue, pensó
que dedicaría la mayor parte de su tiempo
en Southland a temas relacionadoscon el
cumplimiento de las leyes.
Pero tras dos
años y medio en su nuevo cargo se produjo
la quiebra de Aunt Emmy’s, un fabricante de
tortas en Tennessee cuyo control Southland
había adquirido recientemente.
Peter fue
enviado a Murfreesboro para administrar la
empresa hasta que saliera de la bancarrota.
Al cabo de poco tiempo, Peter pagó a los
acreedores 94 centavos por cada...