Garca Márquez O La Vigilia Dentro Del Sueño Por Mario Benedetti

Páginas: 17 (4177 palabras) Publicado: 13 de mayo de 2012
16/02/12

García Márquez o la vigilia dentro del sue o, Mario Benedetti

Bu en as tar d es! Ho y es ju ev es, feb r er o 16, 2012 y so n las 1: 13 p m

Gabriel Garc a Márqu ez
(Aracataca, Colombia 1928—)

GARC A MÁRQUEZ O LA VIGILIA DENTRO DEL SUEÑO
Por Mario Benedetti
(Letras del c ontinente mestizo, Arca, 1 972)

MU CHO S A Ñ O S DES PU ÉS , frente al pelotón de fusilamiento, el coronel
Aureliano Buendía había de rec ordar aquella tarde remota en que su padre
lo llevó a c onoc er el hielo . Así empieza Cien años de soledad, la nov ela de
Gabriel García Márquez que integra, desde ahora (con Rayuela, de Cortázar,
y La c asa verde, de Vargas Llosa), el tríptico más creador de la última
narrativ a hispanoamericana. Al igual que el coronel Aureliano Buendía,
tambiénGarcía Márquez fue a conocer el hielo, por supuesto no el témpano
tex tual, sino el de las ley endas de la infancia, ese que hizo que confesara a
Luis Harss : S e me están enfriando los mitos [1 ]. Afortunadamente, más o
www.literatura.us/garciamarquez/

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menos por la misma época de esa confesión, decidióreanimarlos, v olv erlos a
la v ida, mediante el simple recurso de acercarles un poco de delirio.
Gabriel García Márquez nació en Aracataca, el 6 de marzo de 1 928. En
1 95 5 , cuando publicó su primera nov ela La hojarasc a, y a era conocido por su
cuento Un d a después del sábado, que obtuv iera el primer premio en el
concurso de cuentos conv ocado por la Asociación de Escritores y Artistas de
supaís. La nov ela, que desde el primer momento tuv o buena acogida de la
crítica, sólo en 1 960, al ser publicada por la Organización I nternacional de los
Festiv ales del Libro, se conv irtió en un best- seller (en Colombia se v endieron
treinta mil ejemplares). En 1 961 , publicó una segunda nov ela, El c oronel no
tiene quien le esc riba; en 1 962, un v olumen de notables cuentos, Losfunerales de la Mamá Grande, y en 1 963 una nuev a nov ela, La mala hora,
publicada en España por una editorial que, probablemente con el afán de
anticiparse a la censura, se permitió libertades que sacaron de quicio al
nov elista y motiv aron las enérgicas protestas de quien y a no se reconocía en
la criaturas [2].
Casi todos los relatos de García Márquez transcurren en Macondo, un
puebloprototípico, tan inex istente como el faulkneriano condado de
Y oknapatawpha o la Santa María de nuestro Onetti, y sin embargo tan
profundamente genuino como uno y otra. No obstante, de esos tres puntos
clav es de la geografía literaria americana, tal v ez sea Macondo el que mejor se
imbrica en un paisaje v erosímil, en un alrededor de cosas poco menos que
tangibles, en un aire que huele inevitablemente a realidad; no, por supuesto, a
la literal, fotográfica, sino a la realidad más honda, casi abismal, que sirv e para
otorgar definitiv o sentido a la primera y embustera v ersión que suelen
proponer las apariencias. En Y oknapatawpha y en Santa María las cosas son
meras referencias, a lo sumo cándidos semáforos que regulan el tránsito de
los complejos personajes; en Macondo, por elcontrario, son prolongaciones,
ex crecencias, inv oluntarios anex os de cada ser en particular. El paraguas o el
reloj del coronel (en El c oronel no tiene quien le esc riba), las bolas de billar
robadas por Dámaso (en En este pueblo no hay ladrones), la jaula de
turpiales construida por Baltazar (en La prodigiosa tarde de Baltazar), los
pájaros muertos que asustan a la v iuda Rebeca (en Un d adespués del
sábado), el clarinete de Pastor (en La mala hora), la bailarina a cuerda (en La
hojarasc a), pueden ser obv iamente tomados como símbolos, pero son mucho
más que eso: son instancias de v ida, datos de la conciencia, reproches o
socorros dinámicos, casi siempre testigos implacables.
Por otra parte, el nov elista crea elementos de niv elación (el calor, la
lluv ia) para emparejar...
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