Gas Letal Greg Iles
se prepararan para el día D y el
mundo entero espera la invasión
aliada de Europa. Pero en
Inglaterra, Winston Churchill ha
descubierto que los científicos nazis
han desarrollado un gas nervioso
tóxico que puede repeler y eliminar
cualquier fuerza invasora, el arma
química final. Sólo una jugada
desesperada
puede
evitar
el
desastre.
Para salvar el planificadoasalto, dos
hombres muy diferentes pero
igualmente decididos —un médico
pacifista estadounidense y un
fanático sionista— son enviados a
infiltrarse
en
el
campo
de
concentración secreto donde está
siendo
perfeccionado
el
gas
venenoso en seres humanos.
Sus únicos aliados: una joven viuda
judía que lucha para salvar a sus
hijos y una enfermera alemana que
es la imagen de la perfección aria.
Su únicoobjetivo: destruir todos los
rastros del gas y los hombres que la
crearon, sin importar cuántas vidas
se pueden perder, incluso las suyas
propias...
Lo que se ven obligados a hacer en
el nombre de la victoria y la
supervivencia demuestra con terrible
claridad que, en un mundo donde
todo esta en juego, la guerra no
tiene reglas.
Desde la primera página, Greg Iles
lleva a sus lectores en un viajeen
montaña rusa emocional, escenas
de acción llenas de tensión,
representaciones
horribles
de
crueldad
y
descripciones
de
sacrificio y valentía.
Greg Iles
Gas letal
ePUB v1.0
GONZALEZ 13.11.11
Título original: Black Cross
ISBN: 9789500422925
Editorial: Booket
Año edición: 2002
Un ciclo misterioso gobierna los
sucesos humanos.
A ciertas generaciones se les otorgan
muchos dones.
A otras seles exige mucho.
Ésta tiene una cita con el destino.
FRANKLIN DELANO ROOSEVELT
1
Qué extraño, ¿verdad?, cómo la
muerte suele significar un principio en
lugar de un fin. Tratamos a algunas
personas durante diez, veinte años, tal
vez más. Nos cruzamos con ellas en el
curso
de
la
vida
cotidiana.
Conversamos,
reímos,
cambiamos
palabras duras; creemos tener alguna
idea de quiénes son.
Entoncesmueren.
Después de la muerte, las
impresiones variables formadas a lo
largo de una vida empiezan a cristalizar.
El cuadro se vuelve nítido. Hechos
desconocidos salen a la luz. Se abren
cajas fuertes, se leen testamentos. Con
frecuencia, el fin y la distancia nos
permiten descubrir que las personas que
creíamos conocer eran en realidad
bastante
distintas
de
lo
que
imaginábamos. Y cuanto más íntima eranuestra relación con ellas, más
sorprendente es la revelación.
Así sucedió con mi abuelo. Sufrió
una muerte violenta y en público, en
circunstancias
tan
notables
que
merecieron treinta segundos de tiempo
en
los
noticiarios
vespertinos
nacionales. Sucedió el martes pasado,
en un helicóptero ambulancia de la
MedStar, durante el vuelo desde
Fairplay, Georgia —el pueblo donde
nací y crecí— hacia elhospital de la
Universidad Emory de Atlanta donde
soy médico de emergencias. Cuando
visitaba a sus pacientes en el hospital
local de Fairplay, sufrió un colapso en
el puesto de las enfermeras. A pesar del
terrible dolor en la baja espalda, se hizo
tomar la presión arterial por una
enfermera. Al oír las cifras diagnosticó
acertadamente la ruptura de un
aneurisma de la aorta abdominal y
comprendióque sólo una intervención
quirúrgica de emergencia podía salvarle
la vida.
Sostenido por dos enfermeras,
alcanzó a pedir por teléfono que viniera
el MedStar desde Atlanta, a sesenta
kilómetros.
Mi
abuela
quiso
acompañarlo en el helicóptero y el
piloto accedió con renuencia. No suelen
permitir acompañantes en los vuelos,
pero casi toda la comunidad médica de
Georgia lo conocía personalmente o denombre: como especialista en pulmón,
mi abuelo era un profesional discreto,
pero eminente y respetado. Además, no
he conocido al hombre capaz de
contradecir a mi abuela. Jamás.
Veinte minutos después, el MedStar
cayó a tierra sobre una calle solitaria de
los suburbios de Atlanta. Sucedió hace
cuatro días y hasta el momento no se ha
podido determinar la causa del
accidente. Pura mala suerte, digo...
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