GATO
Inserto en la trayectoria del italianismo iniciada por Boscán y Garcilaso, introductores de los modelos estróficos renacentistas en la poesía española del siglo XVI, Fernando de Herrera aparece como un continuador y un amplificador de sus tendencias poéticas. La plena asimilación del espíritu y de la forma renacentistas lograda por Garcilaso se convierte enHerrera en una consagración exclusiva a su actividad poética y a su vocación intelectual.
Orgulloso, retraído y severo, dueño de una exquisita cultura humanística y de un profundo conocimiento de la poesía italiana de su época, Herrera es el arquetipo del poeta del segundo Renacimiento, cuya actitud minoritaria y aristocrática prepara el advenimiento de las formas prebarrocas de la escuela deAntequera, antecedente directo del hermetismo de Góngora. Su criterio innovador, desde el punto de vista lingüístico, patente en la creciente introducción de cultismos; su irreprimible énfasis retórico unido a la más pura inspiración, su denodado culto del arte, basado en el esfuerzo de refrenar el sentimiento dentro de una forma bella y su constante insatisfacción artística, le convierten en un claroantecesor del culteranismo.
La obra de Herrera, transmitida parcialmente durante su vida mediante una edición antológica preparada por él mismo (Algunas obras de Fernando de Herrera, Sevilla, 1582), y aumentada, veintidós años después de su muerte, en la edición de Francisco Pacheco, suegro del pintor Velázquez (Versos de Fernando de Herrera, Sevilla, 1619), ofrece una delicada serie de problemascríticos, derivados de la distinta redacción de las composiciones comprendidas en las dos ediciones. La pérdida, ocurrida después de la muerte de Herrera, de los manuscritos definitivos que el poeta había preparado ya para la imprenta, fue compensada en parte con la edición de Pacheco, que utilizó cuadernos y notas salvadas del naufragio.Según la crítica, el pintor sevillano cometió posiblesmanipulaciones retóricas culteranas y arcaizantes, ya que son muy notables los cambios de estilo con respecto a la edición de 1582, cuya retórica, aunque fruto de un gran esmero y un afán de reelaboración paulatina, no incurría en un estilo recargado más cercano a la estética barroca. A estas ediciones debe añadirse la reciente publicación, a cargo de José Manuel Blecua, de sus Rimas inéditas (Madrid,1948), copiosa recopilación de 130 composiciones con 46 poesías absolutamente inéditas e importantísimas variantes en el texto de los poemas ya conocidos. Por la calidad de las poesías contenidas en esta recopilación y por la aportación de noticias inéditas en torno a la intimidad sentimental del poeta, esta edición tiene una importancia que es preciso subrayar.
Si se analiza la situación deFernando de Herrera en la lírica castellana, puede advertirse que en su producción convergen paralelamente la mayoría de los procedimientos habituales en la literatura renacentista española. En primera instancia es básica la asimilación de los códigos poéticos del petrarquismo y el italianismo introducidos porGarcilaso de la Vega y Juan Boscán. Por esta razón, parece indicado proponer que la lírica delSiglo de Oro se sustenta sobre un proceso progresivo en el que, de la equilibrada armonía y el artificio elegante e idealizado de Garcilaso, se pasaría a la abundancia imaginativa y sensorial del petrarquismo italianizante de Herrera para concluir en el barroco gongorino o lopista.
En segundo término, cabe subrayar la importancia de los metros tradicionales en la obra de Herrera, quien, desdemuy joven, ensayó poemas cancioneriles siguiendo los usos de la poesía cortesana de finales del siglo XV, heredera del servicio de amor trovadoresco que tenía en la “belle dame sans merci” el objeto de culto literario idóneo para cantar la angustia amorosa mediante el conceptismo y las paradojas retóricas. El último componente de su poesía sería la filosofía neoplatónica, que Herrera extrae de las...
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