Gatos

A diario
En medio de una noche oscura, pero estrellada, Marianela se dedicaba a escribir en su pequeño diario los sucesos que la habían acompañado durante el día… “Y nuevamente un apagón. Era eltercero en la semana y estaba segura que se venían más. Estoy en mi cuarto, siendo una vela lo único que alumbra el lugar. Acabamos de llegar con mi mamá del hospital. Fuimos a llevarle a papá unosmedicamentos que nos envió mi tía de los Estados Unidos hace unos días. De camino a casa, y como ya había empezado el toque de queda, tuvimos problemas con unos oficiales, según ellos nosotras llevábamos“terrucos” escondidos en la maletera. Ni que estuviera loca para meterme con esos. Como siempre nos pidieron todos nuestros papeles, y si no fuera por la linda sonrisa que mi madre ofrecía estoy seguranos hubieran llevado con su General. ¿No es una linda forma de acabar el día? Pues no empezó también que digamos tampoco. Mi hermana mayor se enfermó así que fui yo quien tuvo que despertarse a las 5de la mañana a ir por la leche. Una cola inmensa para que al final nos digan que el abastecimiento del día se había acabado. Entonces, no leche por el día de hoy. Igual quedaba algo de quinua con queacompañar el pan que quedaba. En la escuela la rutina diaria, pero como era de esperarse el profesor de Historia nos intentó hacer ver la realidad con otros ojos. ¿Quién podría creerle que el Sr.Presidente de la República era un hombre respetable? Eso ya no tenía solución. Todos dejamos de creerle cuando vimos como el mismo profesor se quedaba sin argumentos ante la pregunta más fácil que sepodría escuchar, ¿Usted también respeta a nuestro presidente, profesor? No, eso no tenía remedio. Llegando a casa mamá nos dio la noticia a mí y a mi hermana que nos habíamos quedado en la calle, o por lomenos así lo veía yo. Los ahorros de todos los tiempos estaban aparentemente a salvo dentro del Banco Azteca, pero eso sería sólo hasta hoy por el mediodía. Resulta que al Sr. Alan García se le...