Geopolítica De Las Emociones
EL HABITAR COTIDIANO DE LA CASA. DE VUELTA A LA CAVERNA
Adolfo León Grisales Vargas
Profesor del Departamento de Filosofía de la Universidad de Caldas
Conferencia ofrecida en: X Seminario Internacional sobre Territorio y Cultura
Cuando nos preguntamos por la existencia de Dios en últimas queremos preguntar en dónde habita Dios; la fe significa precisamente eso,creer que Dios existe pero que no habita un lugar determinado, y para nuestra limitada conciencia eso se traduce en la extraña y paradójica idea de la ubicuidad de Dios, Él está en todas partes; aunque un lugar que es a la vez todos los lugares no es ninguno; tal vez por eso la filosofía siempre rehuyó pensar el espacio, porque nos remite ineludiblemente a la cuestión de la diferencia, tal vez tambiénpor eso la modernidad lo primero que hizo fue inventar un espacio homogéneo, diferenciable sólo cuantitativamente (la modernidad no arranca sólo con la duda metódica o con la física galileana, sino también con el plano cartesiano). San Agustin pensaba la condición desgarrada del ser humano como consecuencia de no tener un mundo propio, un espacio propio; los ángeles y Dios tienen su mundo, parael que somos demasiado pesados, y los animales y las piedras tienen el suyo, para el que somos demasiado ligeros. Para los románticos y para Hegel se pensará que nuestro mundo propio, nuestra casa, es la cultura, es la historia. Y Martin Buber sostiene, a principios del siglo XX, que la pregunta antropológica, sólo puede aparecer en aquellos períodos en los que el hombre se siente a la intemperiecósmica, en aquellos momentos en los que se siente sin hogar, sin casa. Existir es pues, ocupar un lugar, habitar un espacio, un territorio; hay un vínculo esencial entre la existencia humana y el espacio habitado: existir es habitar espacialmente el mundo, y habitar es interpretar.
Visto fenomenológicamente habitar es siempre habitar un territorio determinado, y más concreto aún, es habitar lacasa. Otto Bollnow dice incluso que la cama es el centro del mundo. Para Bachelard, la casa es “nuestro primer universo. Es realmente un cosmos [...] todo espacio realmente habitado lleva como esencia la noción de casa”. Pensar la casa es pues el camino para pensar el espacio desde el punto de vista de la existencia.
¿Y el tiempo?, ¿será que es apenas esa categoría kantiana del entendimiento? Eltiempo se hace tiempo desde la conciencia de que se nos escapa y, paradójicamente, entonces, desde el anhelo de que permanezca. Pero la idea misma de permanencia gana su sentido sólo en relación con el espacio: un punto fijo, un centro, algo que permita la orientación en el medio de un incesante fluir. Tiempo y espacio no son pues dos realidades independientes, en el medio de cuya tensión irresolublese despliega la existencia humana como si fuera una tercera realidad frente a ellas, de hecho la delimitabilidad del tiempo viene dada de suyo por la inevitable espacialidad de la existencia humana, la sensibilidad, la corporeidad es la marca de nuestra finitud, y, a su vez, la posibilidad de delimitar el espacio, que equivale a dotarlo de sentido, a hacerlo cualitativamente diferenciable,depende de la esencial temporalidad, valga decir historicidad pero también vocación de permanencia y de inmortalidad, de la existencia humana. De modo que la construcción del espacio es a la vez la fundación del tiempo. Bachelard afirma que la memoria no recuerda “tiempos” sino espacios: “Es por el espacio, es en el espacio donde encontramos esos bellos fósiles de duración, concretados por largasestancias”, y así mismo, dice, “para el conocimiento de la intimidad es más urgente que la determinación de las fechas la localización de nuestra intimidad en los espacios”.
Y construir el espacio significa romper su continuidad absoluta. Para Mircea Eliade: “Es la ruptura operada en el espacio lo que permite la constitución del mundo, pues es dicha ruptura lo que descubre el ‘punto fijo’, el eje...
Regístrate para leer el documento completo.