Geopolitica
Isabel Burdíel
«Una familia en el Trono es una idea interesante.» (Walter Bagehot)
El16 de julio de 1854, C. L. Otway, embajador británico en Madrid, envió a su ministerio un despacho «secreto y confidencial» en el que escribía:
«Es un hecho melancólico pero incuestionablemente cierto que el mal tiene su origen en la Persona que ahora ocupa el más alto puestode la Dignidad Real, a quien la naturaleza no ha dotado con las cualidades necesarias para subsanar una educación vergonzosamente descuidada, depravada por el vicio y la adulación de sus Cortesanos, de Sus Ministros y, me aflige decir, de Su propia Madre. Todos y cada uno de ellos, con el objeto de guiarla e influirla de acuerdo con sus propios intereses individuales, han planeado y animado enElla inclinaciones perversas, y el resultado ha sido la.formación de un carácter tan peculiar que es casi imposible de definir y que tan sólo puede ser comprendido imaginando un compuesto simultáneo de extravagancia y locura, de fantasías caprichosas, de intenciones perversas y de inclinaciones generalmente malas» 1.
Con esta imagen, o parecida, ha pasado a la historia Isabel 11. Las mútiplesbiografías, denigratorias o hagiográficas, que han ido publicándose sobre ella tienen una característica común a partir de la cual voy a reflexionar en estas páginas. Dicha característica consiste en la fijación, crítica o exculpatoria, en la vida sexual de la reina y, a través de ella, en la distorsión que la «camarilla» (amorosa y clerical)
1 Public Record Office (PRO), Foreign Office (FO) 72/844.núm. 48, Otway a Clarendon, 16 de julio de 1854.
AYER 29* 1998
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Isabel Burdiel
introdujo en el normal funcionamiento de la vida constitucional española durante su reinado 2. Las notas que siguen no son un perfil biográfico acabado, sino una primera propuesta de reflexión sobre algunos de los caminos posibles que debería recorrer una biografía crítica de la primera reinaconstitucional española desde el doble supuesto de la capacidad analítica general de su trayectoria individual y de la profunda implicación cultural de todo ordenamiento político y, en concreto, de la institución monáquica. Con ello pretendo introducir la discusión sobre las posibilidades analíticas del estudio histórico de las relaciones existentes entre lo que comúnmente denominados ámbitos privado ypúblico en la creación (o no) de mecanismos de legitimación política. Propongo, por lo tanto, la valoración histórica de los materiales político-culturales implicados en la imagen transmitida sobre el carácter y la vida privada de Isabel 11. Quiero argumentar que esa imagen -más allá de los materiales objetivos con que se construyó- fue el resultado ambivalente de una cultura política en transiciónrespecto al papel atribuible a la monarquía en el universo liberal. Un papel que ha sido valorado historiográficamente en sus aspectos casi exclusivamente político-normativos. Aquí pretendo llamar la atención, en cambio, sobre el «capital simbólico» aportado (o no) por la institución monárquica al régimen socialmente oligárquico y políticamente censitario surgido de la ruptura liberal en España. Desdeesta doble perspectiva creo que es posible valorar aquellas peculiaridades del carácter (personal y político) de Isabel 11 que el embajador inglés encontraba imposibles de definir y, por otra parte, reconstruir el proceso y el entramado de valores cambiantes que acabó convirtiendo su vida privada en un elemento de inadecuación profunda respecto a su papel como reina constitucional.
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Lasmonarquías que sobrevivieron en Europa al ciclo revolucionario liberal (o que fueron creadas por él) intentaron representar una triple
La literatura biográfica publicada desde mediados del siglo XIX hasta la actualidao es extraordinariamente abundante. Con el volumen de información que se transmite a través de ella es en general reiterativo y escasamente analítico. En estos momentos, no contamos...
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