Gerra
labios, pero esa palabra . —volverá— vuelves a escucharla como si la anciana la
estuviese pronunciando en ese momento. Permanecen inmóviles. Tu miras hacia
atrás; te ciega el brillo de la corona parpadeante de objetos religiosos. Cuando
vuelves a mirar a la señora, sientes que sus ojos se han abiertodesmesuradamente y que son claros, líquidos, inmensos, casi del color de la
cornea amarillenta que los rodea, de manera que solo el punto negro de la pupila
rompe esa claridad perdida, minutos antes, en los pliegues gruesos de los
párpados caídos como para proteger esa mirada que ahora vuelve a esconderse
—a retraerse, piensas— en el fondo de su cueva seca.
—Entonces se quedara usted. Su cuartoesta arriba. ALevantaras los ojos, que habías mantenido bajos, y ella ya habrá cerrado los
labios, pero esa palabra . —volverá— vuelves a escucharla como si la anciana la
estuviese pronunciando en ese momento. Permanecen inmóviles. Tu miras hacia
atrás; te ciega el brillo de la corona parpadeante de objetos religiosos. Cuando
vuelves a mirar a la señora, sientes que sus ojos se han abiertodesmesuradamente y que son claros, líquidos, inmensos, casi del color de la
cornea amarillenta que los rodea, de manera que solo el punto negro de la pupila
rompe esa claridad perdida, minutos antes, en los pliegues gruesos de los
párpados caídos como para proteger esa mirada que ahora vuelve a esconderse
—a retraerse, piensas— en el fondo de su cueva seca.
—Entonces se quedara usted.Su cuarto esta arriba. ALevantaras los ojos, que habías mantenido bajos, y ella ya habrá cerrado los
labios, pero esa palabra . —volverá— vuelves a escucharla como si la anciana la
estuviese pronunciando en ese momento. Permanecen inmóviles. Tu miras hacia
atrás; te ciega el brillo de la corona parpadeante de objetos religiosos. Cuando
vuelves a mirar a la señora, sientes que sus ojos sehan abierto
desmesuradamente y que son claros, líquidos, inmensos, casi del color de la
cornea amarillenta que los rodea, de manera que solo el punto negro de la pupila
rompe esa claridad perdida, minutos antes, en los pliegues gruesos de los
párpados caídos como para proteger esa mirada que ahora vuelve a esconderse
—a retraerse, piensas— en el fondo de su cueva seca.
—Entonces sequedara usted. Su cuarto esta arriba. ALevantaras los ojos, que habías mantenido bajos, y ella ya habrá cerrado los
labios, pero esa palabra . —volverá— vuelves a escucharla como si la anciana la
estuviese pronunciando en ese momento. Permanecen inmóviles. Tu miras hacia
atrás; te ciega el brillo de la corona parpadeante de objetos religiosos. Cuando
vuelves a mirar a la señora, sientes que susojos se han abierto
desmesuradamente y que son claros, líquidos, inmensos, casi del color de la
cornea amarillenta que los rodea, de manera que solo el punto negro de la pupila
rompe esa claridad perdida, minutos antes, en los pliegues gruesos de los
párpados caídos como para proteger esa mirada que ahora vuelve a esconderse
—a retraerse, piensas— en el fondo de su cueva seca.—Entonces se quedara usted. Su cuarto esta arriba. ALevantaras los ojos, que habías mantenido bajos, y ella ya habrá cerrado los
labios, pero esa palabra . —volverá— vuelves a escucharla como si la anciana la
estuviese pronunciando en ese momento. Permanecen inmóviles. Tu miras hacia
atrás; te ciega el brillo de la corona parpadeante de objetos religiosos. Cuando
vuelves a mirar a la señora,sientes que sus ojos se han abierto
desmesuradamente y que son claros, líquidos, inmensos, casi del color de la
cornea amarillenta que los rodea, de manera que solo el punto negro de la pupila
rompe esa claridad perdida, minutos antes, en los pliegues gruesos de los
párpados caídos como para proteger esa mirada que ahora vuelve a esconderse
—a retraerse, piensas— en el fondo de su cueva...
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