Gian 5To Husoc

TRABAJO PRACTICO

Guerra civil española

Alumno: Gian Fiore

Profesora: Santa Cruz

Curso: 5to HUSOC

Fecha de entrega: 25/4/12

No hay nada más terrible que una guerra civil. Hace tiempo que quería escribir un poco de todo lo que viví; sin embargo, la falta de tiempo y de ganas, ha hecho que hasta ahora no haya escrito nada. Hoy voy a contar, de manera superficial y rápida, lahistoria de mi experiencia en la guerra civil española: Estaba a punto de licenciarme de la “mili” (por entonces duraba tres años) creo que me quedaban un par de meses o algo así, cuando estalló el mal llamado “alzamiento nacional” y a los tres años de servicio militar, tuve que añadir los algo más de tres años de guerra. Nunca me había metido en política, por lo tanto, no tenía preferencias porningún bando, aunque simpatizaba con la República y con el PSOE; para mí fue lo más natural hacer la guerra junto al régimen establecido y defender la legalidad vigente por entonces. Además no había otro remedio. Uno de los primeros frentes más sangrientos tuvo lugar en Extremadura. A unos kilómetros de Zalamea existe un alto (creo recordar que se llama Monte Quemado) desde el cual se domina una granllanura, al sur, por donde avanzaban las tropas sublevadas, procedentes de Sevilla. Yo era teniente, emplacé en una hendidura de la cresta del cerro cinco unidades de ametralladoras y conseguimos mantenerlos a raya durante mucho tiempo; sin embargo, las fuerzas fascistas, mejor equipadas, avanzaban poco a poco y consiguieron desbordarnos por los flancos. Los nidos de ametralladoras que mandeconsiguieron resistir, hasta que un avión apareció de repente y descargó con generosidad su mortífero cargamento.
Fue un desastre: la mayoría murió despedazado y yo caí gravemente herido con metralla por todo el cuerpo y desgarros muy profundos, provocados por las esquirlas de las rocas. El impacto más grave lo tuve en la cabeza y me destrozó el pómulo izquierdo, la sien y la mandíbula. No perdí elconocimiento y me di cuenta cómo los camilleros me llevaban como podían, casi a rastras, por la vertiente amiga del cerro, mientras las bombas estallaban a nuestro alrededor, provocando nubes de polvo y proyectando piedras y tierra sobre nosotros. Me salvé porque no había llegado aún mi hora, pero las heridas eran verdaderamente feas.
Me llevaron al Hospital de Cabeza de Buey, pero a los pocosdías me tuvieron que evacuar, ya que el enemigo avanzaba casi sin recibir resistencia. Me ingresaron en el hospital de Lorca de Murcia y allí estuve convaleciente, hasta que los fascistas conquistaron la ciudad y me ingresaron en un campo de concentración. Allí estuve pasando muchas penurias y viendo cómo rondaba la muerte a mi alrededor. Todos los días “ajusticiaban” a muchos y los malos tratosy torturas era lo más normal. Como estábamos mal alimentados y pasábamos hambre por la noche a traspasar los alambres de espino y aprovisionarnos de naranjas de un huerto colindante. Por lo visto el propietario se quejó a las autoridades del campo y, una de aquellas noches, cuando estábamos agarrando naranjas, nos enfocaron con potentes reflectores y, sin mediar palabra, nos ametrallaron adiscreción. Caímos como moscas.
Antes de que me apresaran, mis heridas iban mejorando y, junto a otros compañeros, salía del hospital para pasear y tomar unos “chatos” de vino en una taberna cercana. Como allí estuvimos varios meses, nos hicimos amigos del dueño y matábamos el tiempo charlando sobre las noticias que llegaban del frete. Un buen día, vimos aparecer en la taberna a un individuo al quemis compañeros y yo conocíamos. El tipo era conocido como un fascista irredento, perteneciente a una familia importante. La situación fue muy violenta, pero aquel sujeto logró convencernos de que se había pasado de bando y ahora era un leal colaborador de la república. Tenía todos los documentos en regla y, además, un suboficial que iba con él, conocido mío y de toda confianza, corroboró sus...