Giro Linguistico
Albert Chillón
Profesor de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universitat Autònoma de Barcelona.
A la memoria de José María Valverde
«Si no hubiera lenguaje, no podría conocerse lo bueno ni lo malo, lo verdadero ni lo falso, lo agradable ni lo desagradable. El lenguaje es el que nos haceentender todo eso. Meditad sobre el lenguaje.»
UPANISHADS
Es necesario que los estudiosos de la comunicación mediática en general y de la comunicación periodística en concreto incorporen a sus reflexiones teóricas y a sus investigaciones aplicadas los decisivos corolarios derivados del llamado giro lingüístico, verdadera revolución copernicana de la filosofía, la hermenéutica y laepistemología contemporáneas, herederas de la conciencia lingüística inauguradas por Humboldt y Nietzsche.
Desde sus inicios, los estudios sobre periodismo han padecido un notorio retraso con respecto a otras áreas de la investigación comunicativa, en general muy atentas a las contribuciones diversas y enjundiosas procedentes de disciplinas consolidadas como la sociología, la historiografía,la politología, la semiología y, en menor grado, hasta la antropología y la filosofía. Mientras que la incorporación de los enfoques propios de tales disciplinas ha permitido a otras áreas de la investigación en comunicación avanzar con paso brioso, el campo concreto de los estudios periodísticos exhibe desde hace décadas un andar renqueante y reumático, atribuible en buena medida al pertinazdescuido de las aportaciones más significativas provenientes de disciplinas sociales y humanísticas tales como la lingüística en sus diferentes ramas, la citada semiología, la filosofía del lenguaje, la llamada nueva retórica y, en general, el ancho y fecundo campo de los estudios literarios, amén de las ciencias sociales antes aludidas.
Al menos en Cataluña y en España, el lugar concreto quelos estudios periodísticos ocupan dentro del ancho campo de la comunicación se ha ido definiendo de modo titubeante y problemático, tanto en lo que hace a la definición de su objeto de estudio propio como, muy principalmente, en lo relativo a su misma constitución teórica y metodológica como disciplina de vocación científica. ¿A qué se debe tal precariedad?
En primer y destacadolugar, a mi entender, a una improcedente escisión del campo estudiado –y de los enfoques teóricos y metodológicos invocados– entre, por un lado, saberes aplicados y, por otro, saberes teóricos. Una escisión basada, nótese bien, no en razones de pertinencia y rigor –que son, al cabo, las que a una disciplina científica le corresponde invocar–, sino en la extendida creencia de que existe una distincióntajante entre los saberes aplicados apropiados para pensar y enseñar la «práctica periodística» y los saberes teóricos de procedencia multidisciplinaria que cultivan las mal llamadas «ciencias de la comunicación».1
Tal desatinada escisión inicial ha sido el embrión a partir del que ha nacido y medrado el actual desconcierto académico. Concebidos como un conjunto de saberes aplicados –estoes, de vocación normativa, práctica e instrumental– los estudios periodísticos han ido siendo absorbidos por la llamada redacción periodística, una disciplina pseudocientífica bifronte –su otro rostro, nacido hace pocos años, es la denominada periodística–2 que ha ido jibarizando el campo diverso y complejo del periodismo realmente existente hasta dejarlo reducido a mero repertorio acrítico dehabilidades prácticas encaminadas a la producción seriada de textos periodísticos.
En términos generales, parece sensato afirmar que la etiología de los males que aquejan tanto a redacción periodística como a la periodística hay que buscarla en un abanico de creencias pseudocientíficas sobre la naturaleza del periodismo y de su correspondiente enseñanza. Profesadas a pies juntillas por...
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