Globalización, cultura, comunicación, poder

La globalización en la cultura, en la comunicación, en el poder.

“la distancia entre emisor y receptor es una mera reproducción del espacio que media entre productor y consumidor”[1]

La cita de Mattelart nos inicia en la reflexión que une dos mundos, aparentemente, distantes y distintos: el de la comunicación y el del mercantilismo.

El mundo construido apartir de la Revolución Francesa, la Revolución Industrial, La Reforma Protestante y la Ilustración forjó la esperanza en un mundo distinto; uno en el que el sujeto de la historia pasara a ser el hombre con su capacidad de pensar las cosas, con su independencia. Sin embargo, esta globalización de hoy día implica la ruptura de esa esperanza; de alguna manera genera un quebrantamiento fundamentalrespecto de esos eventos que fueron fundamentales en los siglos XVIII, XIX y a inicios del siglo XX.

Hoy, la globalización, iniciada – historiográficamente – por griegos y romanos, se presenta en un momento en que las grandes utopías de la modernidad han fracasado. No es posible hablar hoy que el liberalismo, ni el socialismo, ni la social democracia, ni el comunismo constituyen alternativaspolíticas capaces de convocar voluntades humanas en relación a la forma de cómo organizar la sociedad. La única ideología que sobrevive es el neoliberalismo dado que ella constituye la mirada desesperanzada, la mirada rota respecto de las utopías que alimentaron el sueño moderno.

La globalización en lo cultural, con una base fundamentalmente económica (que es una forma de ser del capitalismoactual), presenta una serie de efectos.

En primer lugar la industria de los bienes culturales opera de la misma forma como opera el comercio mundial. Se trata de libros, de música, de cine, de televisión, de contenidos de Internet. Todos estos saberes culturales transmiten y retransmiten saberes, discursos, conocimientos, imágenes que contienen, además de saberes, valores. Ellos no nacen desde laperiferia sino desde el centro. Desde la primera, la producción cultural nacional, tiene menos audiencia que la proveniente desde la segunda. Los procesos de concentración de la industria editorial se concentran en y desde allí. Ya F. Ratzel, desde la teoría clásica, usada en antropología, del historicismo-difusionismo y los centros de cultura (kulturkraisse) nos introduce en estos conceptosrelativos a la difusión que se hace de la cultura y de la innovación hacia las periferias. De este modo, no se permite la creación de identidad local dado que allí, en el centro, se concentra la producción del conocimiento, desde allí se exportan las teorías. Lo anterior permite – y fomenta, porque atrae – la fuga de cerebros hacia las “patrias de las ciencias”

En segundo lugar, la globalizaciónsignifica una profundización del carácter mercantil de nuestra cultura y por ende, mercantiliza lo social y los valores locales creando una cultura del individualismo competitivo, competencia que según nos aporta Maturana, se transforman en “un ámbito de interacciones que se definen en la negación del otro bajo el eufemismo: mercado de la sana y libre competencia”[2]. Este individualismo cada vez dejamenos espacio para relaciones gratuitas las que son reemplazadas por relaciones instrumentales basadas en la competencia, que se basan, a su vez, supuestamente, en el mérito, dado que dependerá – mayoritariamente - del status adscrito de la persona antes que del adquirido en base a sus propios méritos.

En tercer lugar: crea un centramiento en el yo con una desvalorización de lo colectivo. Ellose observa en el desprecio por lo político y por los políticos. Se da la tendencia de asociar la corrupción que se conoce en otros países al propio.

En cuarto lugar: se ha producido una modificación del trabajo. La pérdida del sentido de identidad, y por ende, de pertenencia con la empresa en donde se trabaja. El trabajo se ha transformado en una relación puramente instrumental y por tanto...