Gollac - Trabajar para ser feliz

CHRISTIAN BAUDELOT
M1 C H E L G O L L A C
Coordinadores

¿Trabajar para ser feliz?
La felicidad y el trabajo
en Francia

Celine Bessiére
Isabel le Coutant
Olivier Godechot
Delphine Serre
Fréde'ric Viguier

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CONICET

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Christian Baudelot y Michel Gollac (coords.) / ¿TRABAJAR PARA SER FELIZ?

u n a v u e lta p o r el fu e g o ” . En E ngels, 1845, citado p or Paugam , 2000.

"Si no q u ie re n freíse en mi sartén, d e cía un industrial textil a sus o b rero s, siem p re p u e d en darse

en E stados U nidos. C f. R o thlisberger, D ickson, 1939. E sta actitud del e m p re sa riad o es nueva.

Ver las in v e stig ac io n e s de E lto n M ayo en la fá b ric a H aw th o rn e de la W estern E lectric C o m p a n y

Todos estos estudiosconvencieron a dirigentes y organizaciones de trabajadores que todos los asalariados, cualesquiera fueran sus calificaciones, aportan

Los últim os años del siglo XX aceleraron, desde el punto de vista de la
gestión de la fuerza de trabajo, un m ovim iento que había com enzado en el periodo entre las dos guerras. A lgunos em presarios y responsables de m anagem ent
com prendieron rápidam ente6 que lasem presas no pueden funcionar sin la adhesión activa de m uchas personas que no por eso reciben dividendos. La cantidad
im presionante de em pleos dedicados a la m otivación en el trabajo está allí para
dem ostrarlo. M uchos son los factores de m otivación y dem ostración que se estudiaron: las condiciones m ateriales y físicas en las que se ejerce el trabajo, el
nivel y los principios de larem uneración, el conocim iento y el control de los
objetivos de producción, la calidad de las relaciones entre los trabajadores y la
jerarqu ía, el am biente de trabajo dentro del establecim iento, el tam año de los
colectivos y los equipos, etc.

El “com plejo afectivo” definido por G eorges Friedm ann ¿sigue siendo una
“ rara avis” ?

¿Y h o y ?

1/ Felicidad y trabajo: historia de unarelación difícil

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desutilidad para los trabajadores?
Max W eber ya lo había señalado al m ostrar que la em ergencia del cap italismo había instaurado una nueva relación m oral de los hom bres con su trabajo.
En un com ienzo, estaba concebida sobre el m odo de la vocación, de m anera que
independientem ente del interés propio y de las cualidades intrínsecas que podía
presentar, fueraposible dedicarse con firm eza y regularidad, buscando en las
obras realizadas en la tierra el signo de la propia salvación. E sta vocación, en su
origen religiosa, que transform aba el trabajo cotidiano en “ bien de salvación”
se transm itió poco a poco a los jefes de em presa, antes de generalizarse im poniéndose a una cantidad creciente de trabajadores. “ El puritano , escribe M ax
Weber enel final de L a ética protestante y el espíritu del capitalism o, “ quería
ser trabajador y nosotros estam os obligados a serlo. Ya que cuando el ascetism o
se transfirió de la celda de los m onjes a la vida profesional y com enzó a dom inar
la moral secular, fue para participar en la edificación del cosm os prodigioso
del orden económ ico m oderno.” Toda transform ación profunda del capitalismo
supone por lo tanto un acom pañam iento ideológico que la hace posible, m ovilizando el entusiasm o de m illares de personas que se com prom eten en ella.
Luc B oltanski y Eve Chiapello (2000) analizan el últim o de estos grandes giros. M uestran que el “ nuevo espíritu del capitalism o , cuyos orígenes se rem ontan a fines de los años sesenta, se liberó progresivam ente de sus antiguasteorías
de la m otivación fundadas en una relación bastante m ecánica entre el esfuerzo y
la recom pensa, para reapropiarse las form as m ás creativas de m otivación. Estas
últim as reclam an, por parte de los asalariados, una im plicación personal más
intensa, basada en la confianza y las relaciones interpersonales. El m anagem ent
apela así a la afectividad de las personas, a su historia. D...