Golpe militar

-El golpe militar del ‘73 y una mirada imparcial (Parte III)
mmorales | 30 Septiembre 2009 | 20:45
Pasado el mediodía del 11 de septiembre de 1973 -a través de una cadena nacional de radioemisoras- los chilenos escucharon la Proclama de la Junta Militar de Gobierno, firmada por el General y Comandante en Jefe del Ejército Augusto Pinochet Ugarte, el Comandante en Jefe de la Armada AlmiranteToribio Merino Castro, el General del Aire y Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea de Chile Gustavo Leigh Guzmán y el General Director de Carabineros César Mendoza Durán.
El documento dejó claramente establecido que a partir de ese momento las Fuerzas Armadas y de Orden tomaban el control total del país motivadas por el caos existente en lo social, político, económico y moral frente al cual elGobierno de la Unidad Popular no había sido capaz de imponerse ni menos darle una solución y salida adecuada al grave conflicto.
 
En ese momento, insisto, la mayoría de los compatriotas al conocer la referida Proclama concordaron con ella, ya que su contexto respondía plenamente a lo que la ciudadanía verdaderamente pensaba y estaba esperando. Aquí se incluyen personas de todas las esferas sociales,incluyendo gente acomodada, de clase media y pobladores de barrios populares que izaron banderas chilenas en las grandes mansiones y en humildes casas habitaciones, acompañando la visión a los sones del Himno Nacional y de música folklórica nacional. 
 
A las 19:00 horas, en la Escuela Militar, se reunieron los jefes mencionados al comienzo de la crónica, quienes nombraron a Pinochet comoPresidente de la Junta.
 
Ese día y los siguientes por medio de continuos bandos fueron dándose nombres de militantes de los partidos de la UP instándoles a presentarse ante las nuevas autoridades uniformadas. Muchos lo hicieron. Otros se ocultaron. También los hubo aquellos que buscaron asilo en diversas embajadas, no faltando aquél que en la huida fue sorprendido y fusilado en el acto. Se ordenótoque de queda, comenzaron las detenciones domiciliarias y en los lugares de trabajo, surgieron los allanamientos, los secuestros, las desapariciones de personas y los fusilamientos masivos. Fueron instalados centros de detención en el Estadio Nacional, Villa Grimaldi, Pisagua, Estadio de Playa Ancha en Valparaíso, Regimiento Tacna, cárceles públicas, en los vapores Lebu y Maipo más el Buque EscuelaEsmeralda, símbolo de la Armada, islas, entre ellas  la sureña Dawson, donde se ubicaron a los más altos personeros del derrocado gobierno. Con excepción de este lugar, en el resto se cometieron los suplicios más atroces, humillaciones y castigos corporales, verdaderas aberraciones como hacerles ingerir a los prisioneros orina y excrementos suyos y de sus compañeros de encierro, sacarles las uñascon alicates, darles de culatazos con las armas y puntapiés, quebrarles la dentadura y despedazarles  las falanges de los dedos, muchos fueron lanzados desde helicópteros al mar o enterrados vivos en fosas que las propias víctimas debían cavar previamente. Las delaciones por parte de los propios civiles en perjuicio de vecinos, compañeros de trabajo, incluso de familiares acusándolos decomunistas se hicieron comunes. El gran problema era que los servicios de seguridad e inteligencia ponían oidos a quien quisiera delatar y sin darse el trabajo de investigar procedían sin piedad.
 
¡Esto no era lo que quería Chile, producto del dolor que hasta ahora se mantiene latente!  ¿Hasta cuando? Al parecer nadie tiene la respuesta adecuada.
 
En 1993, veinte años después, Roberto Thieme, uno delos jefes máximos del Movimiento Patria y Libertad, contrario a Allende, señaló en una entrevista: “Quiero decir que me produjo un gran dolor, una desolación y amargura el saber que ex militantes nuestros, acompañantes de los uniformados en sus recorridos, se comportaron con crueldad, ello fue culpa de nosotros los líderes al no haberles transmitido las orientaciones que correspondían, es decir,...