Gorilas en el congo
—Hasta lueguito —repitió Samuel como atontado.—¿Qué significa eso?—habló Marietta.
Era el turno de ellos en la caja. El cliente anterior acababa de recibir el vuelto de parte de la cajera y ahora les dejaba el espacio libre.
—¿Quésignifica qué? —preguntó Samuel.
—¿La sigues viendo?
—¡Uf! —suspiró el hombre mientras ponía sobre la cinta corredera las manzanas, las naranjas, el par de limones, la lechuga y losporotos verdes. Primero las frutas y verduras, después los lácteos, al final los abarrotes. Siempre era igual.
—¿Qué significa hasta lueguito, dime?
—Es un saludo...
—¿Tienes algo quedecirme? —lo aguijoneó Marietta.
—No, por favor las frutas con las frutas —le indicó al niño que había empezado a guardar desordenadamente la mercadería en bolsas plásticas.
—¿Y el papelhigiénico dónde lo pongo? —preguntó el muchacho.
—Con el detergente, no sé... —vaciló Samuel.
—El papel que vaya con las servilletas, por favor —intervino Marietta.
La cajera parecía unamáquina programada. Pasaba el producto por el código de barras, apretaba el botón, miraba la pantalla, clic, pasaba el producto por el código de barras, doble clic. Faltaban sólo el pollo y los huevospara terminar la compra.
—Dime, te estoy escuchando —volvió a hablar Marietta—. Soy toda oídos.
—No es el momento, mi amor —se disculpó Samuel con la vista fija en las manos del niño queen ese momento metía el pollo en una bolsa más chica. También parecía disculparse con la cajera.
—Ahora te da vergüenza... Pero todos se dieron cuenta de cómo te miraba —y le habló a la...
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