Gracias... por fumar
Por ÓSCAR CORTÉS TAPIA
A primera vista, Gracias por fumar resulta una película de sátira suave que trata de la lucha entre las grandes compañías tabacaleras y el Congreso delos Estados Unidos; lucha cuyo objetivo es, por parte de Big Tobacco, evitar que la campaña del senador Finisterre logre que todas las cajetillas de cigarrillos lleven impreso un emblema (una calaveray unas tibias cruzadas) y una leyenda (poison, “veneno”, en inglés), a todas luces intimidatorios; mientras que, obviamente, por parte de Finisterre, es conseguir que se apruebe esta impresiónconminatoria.
También a primera vista, Nick Naylor, vicepresidente del Instituto de Estudios del Tabaco (en realidad, la máscara que encubre los esfuerzos de Big Tobacco por desvirtuar las pruebasexhibidas en contra de los cigarrillos, por parte de los grupos u organizaciones anti tabaco), el vocero anti héroe de Gracias por fumar, quien “paga la hipoteca”, defendiendo los derechos de los fumadores ylos fabricantes de tabaco dentro de la cultura neo puritana de los Estados Unidos; repito, a primera vista, Nick Naylor encarna –junto con sus amigos del grupo de bar Los Mercaderes de la Muerte–esta sátira de los portavoces de los grandes negocios estadounidenses: alcohol, armas, tabaco.
Pero hay más de fondo. Enfrentándose a los fanáticos del anti tabaquismo, al oportunista Finisterre,incluso siendo secuestrado por unos tipos enviados por el secretario del senador, Naylor emprende una ofensiva de relaciones públicas que refuta los peligros de los cigarrillos; y esta ofensiva abarca lomismo programas de televisión, entrevistas, o que contrate a un agente hollywoodiense para que promueva el hábito de fumar en las películas (incluso en la escuela del hijo del propio Naylor, duranteuna clase dedicada a conocer a qué se dedican los padres –What do you do–, Nick cuestiona que “los cigarrillos son malos”).
Lo que hay detrás de esta ofensiva es lo que, en mi opinión, resulta...
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