grado
cuestión
terminológica 1
La
cuestión
terminológica
Se
trata
d el
problema
quizá
más
arduo
con
que
s e
enfrenta
la
historiografía
d el
arte
en
relación
con
el
estudio
de
las
artes
decorativas.
Se
trata
de
una
polémica persistente,
aún
no
cerrada,
sobre
cuál
sea
el
término
más
adecuado
para
denominar
de
forma
genérica
a
estas
otras
artes.
Como
recuerda
el
profesor
Bonet,
decidirse
por
un
“término
preciso
[...]
implica
una
toma
de
posición
relativa
al
concepto
de
Arte”.
Efectivamente,
denominaciones
como
artes
vulgares,
mecánicas,
utilitarias,
menores,
aplicadas
o
industriales
surgen
en
contextos
históricos
muy
concretos
y
en
estrecha
relación
con
el
sistema
de
producción
vigente
y
con el
valor
otorgado
a
lo
“artístico”.
Sin
embargo,
el
debate
no
comporta
tanto
un
problema
conceptual
de
definición
–puesto
que
en
la
actualidad
unos
y
otros
términos
vienen
a
ser
sinónimos
y
existe un
cierto
consenso
acerca
de
lo
que
entendemos
cuando
los
utilizamos–,
cuanto
un
problema
de
tradición
cultural
de
algunos
términos,
considerados
inadecuados
por
peyorativos,
por
su
mayor
o
menor
correspondencia
con
la
noción actual.
Entre
los
primeros
se
encuentran
los
términos
artes
menores,
sin
duda
el
más
usado
en
los
manuales
de
Historia
del
Arte,
incluso
en
algunos
muy
recientes;
inferiores
o
serviles,
que
remiten,
como
vimos,
a
una
concepción jerarquizada
de
las
artes
y,
sobre
todo,
a
la
falsa
idea
de
unas
artes
“menos
artísticas”,
en
relación
con
otras
“más
artísticas”
o
m ayores
cuando
sólo
caben
buenas
y
malas
artes,
buenos
y
malos
maestros.
Tampoco
se
considera
válida
ya
la
división
entre
artes
bellas
y
artes
utilitarias,
términos
que,
aunque
no
encierren
un
matiz
tan
peyorativo
como
los
anteriores,
responde
a
la
misma
tradición
cultural
y
al
mismo
concepto
de
jerarquización
artística
al aplicarse
la
primera
sólo
a
las
manifestaciones
relacionadas
con
la
belleza,
y
la
segunda
a
todas
las
que
no
tenían
como
aspiración
última
ese
objetivo,
sino
responder
solo
a
unas
necesidades
prácticas.
Tal
dicotomía
resulta,
sin
duda, forzada
y
contradictoria
pues,
según
esta
distinción,
una
de
las
bellas
artes,
la
arquitectura,
pasaría
a
engrosar
el
grupo
de
las
artes
útiles
dado
su
carácter
eminentemente
funcional.
Por
otra
parte,
la
vieja
contradicción...
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