Graduado
que sólo se interesan por las cifras.
Para evitar esto he comprado
una caja de lápices de colores»
El Principito, Antoine de Saint-Exupéry
C
armesina nació en el seno de una familia cualquiera en una ciudad triste de un lugar poco
conocido. Vino al mundo en una mala época: los países iban a la deriva y el ambiente dehastío no era el más indicado para traer niños al mundo. Tal era el desaliento que sin saber
cómo ni por qué hasta los colores empezaron a desaparecer, dejándolo todo de un gris frío
e impersonal. Carmesina fue concebida sin la pretensión de sus padres, que no creían que se pudiera
crear vida, ni mucho menos mantenerla, en aquellos tiempos de estados carenciales. Sin duda, eran
días oscuros,inapetentes y de crisis generales. A medida que el gris parecía extenderse, todo el mundo
sucumbía al desánimo.
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Una canica de un rojo intenso, casi púrpura, como no había visto antes. La niña se agachó hacia el
montoncito de canicas para observarla detenidamente. Mientras apoyaba su cabeza en el gris asfalto, otro
niño se dispuso a lanzar su canica hacia el resto. Al instante, ungrito, un alarido de dolor de Carmesina.
Su ojo derecho había recibido el impacto del resto de las canicas y otro rojo, diferente al de la canica, se
extendía por el asfalto.
A partir de aquel día la vida de Carmesina cambió por completo. No sólo había perdido la visión de un ojo,
sino que sus padres le habían retirado su caja de colores, porque según su madre «el color había traído
la desdichaa su casa». Para colmo de infortunio, el resto de niños la repudiaban, pues nadie quería tener
una amiga con un parche en el ojo. Así pues, no le quedaba nada más que restar apartada y sintiendo
pena de sí misma. Lloraba y lloraba, y el parche se le empapaba de tristeza y desesperanza. Sin embargo,
existía una única cosa que le alegraba la vida: recordar aquel color que había descubierto entretanta
oscuridad. Sus padres intentaron evitar cualquier nuevo contacto con los colores, pero Carmesina, con
ese recuerdo, incesantemente los buscaba. Mientras caminaba por la calle, mientras observaba los libros
de clase, mientras paseaba por el campo, imaginaba y buscaba con anhelo algún síntoma de color. Pero
cada vez iban quedando menos tonos con los que pintar el mundo.
Carmesina a los6 meses
Por eso, Carmesina, nada más nacer, fue un ápice de esperanza para sus padres y un caso curioso, pues
era la primera niña en muchos años que nacía con los ojos azules en lugar de la mirada oscura del resto
de infantes.
No se sabe si fue por la claridad de su mirada, pero Carmesina siempre mostró un interés desmedido por
los pocos colores que aún restaban en su mundo. Por esa razón,uno de sus primeros regalos fue una caja
de lápices de colores, una de las pocas que quedaban en el mundo. Para su desgracia, el siguiente regalo
fue un parche para el ojo. Sí, Carmesina sufrió un accidente siendo pequeña y se quedó sin la visión de un
ojo. De la manera más absurda, como suelen suceder estas cosas. Mientras una tarde jugaba con los niños
a las canicas oscuras, descubrió queentre todas ellas brillaba una de forma especial.
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Una canica de un rojo intenso, casi púrpura, como no había visto antes. La niña se agachó hacia el
montoncito de canicas para observarla detenidamente. Mientras apoyaba su cabeza en el gris asfalto, otro
niño se dispuso a lanzar su canica hacia el resto. Al instante, un grito, un alarido de dolor de Carmesina.
Su ojo derecho habíarecibido el impacto del resto de las canicas y otro rojo, diferente al de la canica, se
extendía por el asfalto.
A partir de aquel día la vida de Carmesina cambió por completo. No sólo había perdido la visión de un ojo,
sino que sus padres le habían retirado su caja de colores, porque según su madre «el color había traído
la desdicha a su casa». Para colmo de infortunio, el resto de niños la...
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