Gramatica
● B) Ignacio Bosque «La RAE, las palabras y las personas»
● C) Fernando Lázaro Carreter «Con algún género de dudas»
A)
AMPARO RUBIALES «La RAE y el lenguaje»
El País, 28/11/2006
Se acaba de publicar el Diccionario esencial de la lengua española, del que se ha dicho que es "un diccionario de andar por casa, instrumento defácil consulta hecho a medida de la vida moderna, y que incluye lo que más se aproxima al léxico hispánico de nuestros días". Es un trabajo importantísimo del que se asegura que tiene como meta "ofrecer un registro vivo del léxico de nuestra época". En él han trabajado muchas personas -¿sólo masculinas?- también muy importantes.
Soy una absoluta ignorante en esta materia y, por lo tanto, pidodisculpas por mi osadía a la hora de escribir estas breves reflexiones criticando, no ya este Diccionario, sino la posición de la RAE sobre la resistencia a aceptar determinadas definiciones, pese a la previa proclamación de la modernidad de su trabajo. La que más se ha destacado es la que hace del matrimonio, al que define como "la unión de hombre y mujer concertada mediante determinados ritos oformalidades legales", sin que la definición incluya la reforma legal que permite el matrimonio entre personas de un mismo sexo, porque "es una excepción que sólo ocurre en España y no en otros países de habla hispana", y sólo si se persiste en el uso de esa forma se incluirá.
La inclusión de una palabra depende del uso social y de la reiteración que de ella se haga. Así se españolizan y se hanadaptado muchos términos; pero si la definición de matrimonio no se corresponde con la realidad de lo que esta acepción es en un país como España, ¿qué sentido tiene que se llame Diccionario hispánico? ¿Cómo llamamos a la unión entre españoles y españolas del mismo sexo? ¿Tiene derecho la RAE a denominar a las cosas de forma diferente de como lo hacen las leyes y la realidad española?
Y no essólo en esto en lo que la RAE no se acomoda a la realidad social. Le pasa igual con el uso del femenino y el masculino en el lenguaje. Sigue defendiendo el lenguaje sexista, y las mujeres no somos una novedad; existimos desde el comienzo del mundo.
El lenguaje, como tantas otras cosas, no es neutral. En Andalucía, en el proceso de reforma del Estatuto de Autonomía, se pidió un informe a la RAEsobre el uso del masculino y del femenino en el texto estatutario. Y el informe desaconseja, por erróneo, que el Estatuto incorpore "el lenguaje de género", diciendo que expresiones como diputado o diputada desvela desconocimiento. "El empeño en realizar sistemáticamente estos desdoblamientos tiene su origen", se afirma en el informe, "en unos casos, en el desconocimiento de lo que gramaticalmentese define como uso genérico del masculino gramatical y, en otros, en la voluntad declarada por parte de determinados colectivos sociales y políticos de suprimir este rasgo inherente al sistema de la lengua como si fuese una consecuencia más de la dominación histórica del varón sobre la mujer en las sociedades patriarcales. El uso genérico del masculino gramatical se basa en su condición detérmino no marcado en la oposición binaria masculino / femenino".
Y en ésas estamos: si la inclusión de un término depende de su persistencia en el uso social, tendremos que reiterar que el masculino no nos engloba a las mujeres; que todos, por ejemplo, son ellos y no lo somos nosotras; que de la misma manera que parece normal que se diga maestros y maestras, porque de éstas hay muchas, y que parezcarazonable la palabra asistenta, como femenino de asistente, porque también es un trabajo que pasaron a desempeñar muchas mujeres, tiene que ser usual decir canciller o cancillera, juez o jueza, matrón o matrona y tantas otras cosas más, y que además esta hermosa lengua, que tantos millones de personas, hombres y mujeres, empleamos, es tan rica que tiene genéricos, que realmente sí nos pueden...
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