Granada la bella
GRANADA LA BELLA, 1896
I. PUNTOS DE VISTA
Voy a hablar de Granada, o mejor dicho, voy a escribir sobre Granada unos cuantos artículos para exponer ideas viejas con espíritu nuevo, y acaso ideas nuevas con vieja espíritu; pero desde el comienzo dése por sentado que mi intención no es cantar bellezas reales, sino bellezas ideales, imaginarias. Mi Granada no es la de hoy, es laque pudiera y debiera ser, la que nuestras esperanzas, nuestra fe en la fuerza inconsciente de las cosas, por tan torcidos caminos marchamos las personas, que cuanto atañe al porvenir se presta ahora menos que nunca a los arranques profetices.
Esas ideas que, sin orden preconcebido, y pudiera decir con desorden sistemático, irán saliendo como buenamente puedan, tienen el mérito, que sospecho es elúnico, de no pertenecer a ninguna de la ciencias o artes conocidas hasta el día y clasificadas con mejor o peor acierto por los sabios de oficio; son, como si dijéramos, ideas sueltas, que están esperando su genio correspondiente que las ate o las líe con los lazos de la lógica; las bautice con un nombre raro, extraído de algún lexicón latino o griego, y las lance a la publicidad con toquesprevios de bombo y platillo, según es de ritual en estos tiempos fatigados en que la gente no sabe ya lo que las cosas son mientras los interesados no se toman la molestia de colocarles un gran rótulo que lo declare. Para entendernos, diré sólo que este arte nonato puede ser definido provisionalmente como un arte que se propone el embellecimiento de las ciudades por medio de la vida bella, culta ynoble de los seres que las habitan.
Los artistas de aguja y tijera saben perfectamente que la elegancia no está en el traje, sino en la persona que lo lleva; y el principal talento de una modista o de un sastre, más que en afinar el corte está en recargar las cuentas, para desembarazarse de la gente de medio pelo. Así también una ciudad material -los edificios- es tanto más hermosa cuanto mayor es lanobleza y distinción de la ciudad viviente -los habitantes-. Para embellecer una ciudad no basta crear una comisión, estudiar reformas y ormar presupuestos; hay que afinar al público, hay que tener criterio estético, hay que gastar ideas.
Si un campesino os pregunta qué medios debe emplear para llevar guantes sin que la gente se ría de él, le contestaréis: -Amigo, la naturaleza, en su altasabiduría, valiéndose del aire libre de los campos, le ha endurecido a usted de tal manera el cutis, que el uso de guantes viene a ser, como quien dice, albarda sobre albarda. Pero si el empeño es irrevocable, no le queda a usted otro camino que venirse a vivir a la ciudad, andar entre cristales, romperse las esquinas y redondearse los ángulos con el trato social, y esperar tranquilo que algún día losguantes le vayan como una seda. En una palabra: sea usted caballero antes de usar ése y otros atributos anejos a la moderna, pacífica y vulgar caballería.
Resulta, pues, de lo dicho que mi plan de campaña es baratísimo; mis reformas estarán muy en armonía con el "estado de nuestra Hacienda". Nada de enarbolar instrumentos destructores para echar abajo lo que no sabemos cuándo ni cómo ha de serreconstruido, ni tampoco proponer nuevas construcciones, sabiendo, como sabemos todos, que no hay dinero, y lo que es peor, que no hay buen gusto. Quedémonos en la dulce interinidad en que vivimos y aprovechemos este reposo para ver claro, para orientarnos, para tantear nuestras fuerzas, para disponernos a esta obra espiritual, regeneradora y precursora.
Porque una ciudad está en constanteevolución e insensiblemente va tomando el carácter de las generaciones que pasan. Sin contar las reformas artificiales y violentas, hay una reforma natural, lenta, invisible, que resulta de hechos que nadie inventa y que muy pocos perciben. Y ahí es donde la acción oculta de la sociedad entera determina las transformaciones trascendentales. Tal pueblo sin historia, sin personalidad, se cambia en ciudad...
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