Grandes Temas Del Siglo De Oro
EL AMOR El petrarquismo: la idealización del amor La concepción del amor en los Siglos de Oro tiene como punto de partida a Petrarca, poeta italiano del siglo XIV, quien, en su Cancionero, modelo de poesía amorosa, canta a Laura, una mujer casada que nunca le correspondió, pero a la que siguió amando incluso después de muerta. Petrarca reúne dos filosofías del amor muy próximas: el amor cortés y el neoplatonismo. . AMOR CORTÉS: Es un amor imposible, inalcanzable, dirigido a una dama a la que se considera superior, a la que se diviniza y con la que se establece una relación de vasallaje; es un amor no correspondido, que nunca puede consumarse, por lo que está condenado a permanecer secreto. El rechazo de la amada produce un intenso dolor en el enamorado, sufrimiento al que se une una cierta complacencia en el goce de amar, dado que el amor ennoblece. Será, pues, un sentimiento lleno de contradicciones, como queda reflejado en gran número de poemas. . NEOPLATONISMO: Según esta filosofía, el mundo es un reflejo de la belleza suprema, y el hombre, desterrado en el mundo, debe aspirar a alcanzar la absoluta felicidad, una anticipación de la gloria divina a través del amor y de la contemplación de la belleza. Así, el amor es un camino que conduce hacia Dios, una fuerza que eleva a lo absoluto, a la verdad suprema. Ambas tradiciones comparten como tema central la idealización del amor, sentimiento supremo; de esta idea principal se desprenden otros temas íntimamente relacionados con ella, que aparecerán primero en la poesía del Renacimiento pero que, en líneas generales, tendrán una continuidad en el Barroco, exceptuando algunas novedades. La idealización de la amada La belleza de la dama es un reflejo de la belleza y de la armonía divinas, por ello, uno de los primeros tópicos de la poesía amorosa es la contemplación de la amada que supone una forma de elevación espiritual hacia Dios, una anticipación, como decíamos anteriormente, de la gloria divina. Así, no es extraño encontrar la imagen del vuelo, de la subida a la cumbre e incluso la adoración de la amada como si de una diosa se tratara. La contemplación amorosa da paso a la descripción de la amada, llevada a cabo a partir de los rasgos convencionales característicos del ideal de belleza femenino de la época: cabello dorado, ojos negros o verdes, tez pálida, mejillas sonrosadas, dientes blancos, etc. De estos rasgos, que se repiten en todos los poetas de estos siglos, hay que destacar la importancia de los ojos y la identificación frecuente de la amada con la luz, de modo que la ausencia de ésta produce oscuridad y niebla, imágenes que representan el dolor del amante. La imagen de la luz se identifica también con el reflejo en la amada de la belleza divina. En determinadas ocasiones la amada que rechaza al enamorado es descrita mediante términos relacionados con la dureza o la frialdad o incluso mediante mitos que ejemplifican de una manera más universal las consecuencias de esa dureza. Dado que el amor es un sentimiento contradictorio, esa luz tan pronto es fuego como hielo, tan pronto cura como hiere, tan pronto da vida como da muerte. El sufrimiento del enamorado El desdén o la ausencia de la amada provoca el sufrimiento del enamorado. La mayoría de los poemas de amor de estos siglos reflejan ese sentimiento de dolor, si bien en otros poemas se convierte en el elemento que da sentido a la vida, que la suaviza ante la inevitable llegada de la muerte. Ese sufrimiento puede estar motivado por diferentes causas: el rechazo amoroso o la falta de esperanza , que, al mismo tiempo, son la clave del sentimiento amoroso, pues, como ya ...
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