Gratitud

GRATITUD
Tengo muchas canciones favoritas, cada una de ellas representa una etapa en mi vida. Es así como la melodía de Akogare impacta mi mente con una ráfaga de preciosas imágenes y sonidos del día más importante de mi vida. Like a rolling stones, me lleva también a los primeros días de una rehabilitación larga y dolorosa, rehabilitación que me hizo entender todo el absurdo que rodeaba aGregorio Samsa. Lo mismo pasa con ciertas palabras.
Antes de dormir al verme asaltado por imágenes y sonidos, que en forman de recuerdos y anhelos llenan en tromba mi mente, no puedo evitar pensar en aquellas personas a las cuales de alguna manera no traté como merecían, esta tortuosa secuencia se condesa en una palabra que revolotea de manera insidiosa inquietándome, GRATITUD.
Siempre esperamosrecibir más de lo que hemos dado, no puedo evitar pensar y querer a aquellas personas que al haber recibido menos, mucho menos, siguen sonriendo y de algún modo sabes que siempre pensaran cosas buenas de ti, y pensar bien es querer.
Mis padres se habían separado, mamá, una mujer extremadamente pertinaz se negaba recibir de mi padre centavo alguno. Yo debía seguir el ejemplo, terminamos lostres (mi hermana incluida) en una casita muy humilde en Breña. Aquella casa siempre me pareció horrible, sus paredes amarillas tiznadas de grasa y carbón; su falso piso atiborrado de restos de baldosas, ácaros y polvo, hacían de mis problemas una masa indivisible.
Quería ingresar a la UNI, desde pequeño me habían dicho que solo servía para ingeniero, y yo era un lorito que repetía: “Quiero seringeniero, no quiero ser doctor ni poeta”. Antes de la desgracia del día más importante de mi vida, había sido matriculado en la academia César Vallejo. Mi primera frase al instalarme en el salón, fue “¡Qué fea es la gente acá!”. Pero existía, iba a clase de 8:00 a 13:00, y disfrutaba de los cursos de álgebra, física, química y aritmética.
Mi vida tenía sentido, los profesores eran buenos.Soportaba a veces con estoicismo sus discursos sobre la igualdad, la lucha de clases y la supuesta esclavitud en la que vivíamos todos, “todos somos esclavos de algo”, repetía siempre el profesor de Física de piel extremadamente roja, que hizo caer sobre él motes como “La chaposa más sabrosa” y “El rojo piel confesa”. Podía respirar tranquilo, comprar un folletito de la CEPREUNI, y caminar hasta elparadero folleto y gaseosa en mano. Era feliz, con alegría veía como mis habilidades con los números crecía. Esa felicidad llego al cenit cuando gané una beca.
El día más importante de mi vida, borró y revolucionó todo. Ya no tenía ese inmenso escritorio adornado de pisapapeles lujosos y silencio, único lugar en donde me sentía a salvo de los llantos y gritos de mi hermana de dos añitos. Ahorasolo contaba con una mesa que despedía pequeños gusanos voladores enamorados de mi lamparita, la pequeña sala, por desgracia, era foco en la habitación del llanto y en mi mesita, una horrible acústica.
Mamá no cocinaba y ante el ruido infernal, decidimos que comería y estudiaría en la biblioteca de la academia. Mi paquete para subsistir era de seis soles al día. Decidí ahorrar y busqué el lugardonde sirvieran el menú más barato y limpio de San Marín de Porres.

********************* FRAGMENTO**************************
El pallar parece sopa de casa, y la sopa de casa agua fría con sal, no hay diferencia en empezar con uno u otro plato. A veces miro alrededor y veo caras feas y tristes. El lugar se va llenando de adelante hacia atrás, parece que todos evitamos los espejos. Los que nopueden evitarlos caen en el encanto y no importa cuánto les desagrade, vuelven su rostro a él.
El silencio es terrible, los cubiertos parecen impregnados de cierto pesimismo. Muchos ojos miran de soslayo cada vez que alguien hace un sonido extraordinario o pierde un pedazo de carne en el suelo, bonanza de un gato plomo, flaco y enjuto. Un moreno anima en algo el lugar, moviendo las manos y...