Grecia
El protagonismo al que el presidente francés es tan afecto tuvo resultados inmediatos. Se reunió una cumbre donde, además de Sarkozy y Papandreu, asistieron Ángela Merkel; elpresidente permanente de la UE, Herman Van Rumpuy; el presidente de la Comisión Europea, José Duráo Barroso; y el presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet. Y decidieron no dejar caer aGrecia. Pero el precio será altísimo: la política fiscal griega será controlada por los organismos de la UE, lo que constituye –como lo remarcan todos los días las crecientes movilizaciones callejeras enAtenas- un menoscabo de la soberanía. Papandreu, además, se ha comprometido con sus pares europeos a reducir el déficit en cuatro puntos durante 2010 (del 12,7 por ciento al 8,7 por ciento), y eseachique implicará un ajuste extraordinario, que deberá estar soportado en recortes al gasto social, y –fundamentalmente- en la disminución abrupta de los salarios y las pensiones. Con estas medidas,sólo es esperable que las repulsas populares que ya han empezado a tomar fuerza en Atenas, vayan a mayores. Los sindicatos, cercanos al partido socialista Pasok del primer ministro, ya han anunciado queno apoyarán sus medidas, y se movilizarán contra ellas.
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En esta coyuntura tan crítica, además, hay proyecciones que plantean la crisis griega como una antesala de los escenarios económicos que seavecinan. El profesor Paul Krugman, que enseña economía en Princeton y obtuvo el premio Nobel en 2008, acaba de publicar un análisis (“La creación de un eurocaos”, EL PAÍS 16/02/2010) donde sostieneque la causa hay que buscarla en la implementación demasiado temprana del euro: la renuncia a la capacidad de emitir moneda nacional por parte de los países europeos, y por ello la incapacidad paradevaluar como medida correctiva frente a la crisis, hace esperable que situaciones como la griega se repitan en otros socios. El profesor Santiago Niño, que enseña estructura económica en Barcelona,...
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