Grimson
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Alejandro Grimson*
Fronteras, estados
e identificaciones
en el Cono Sur
LOS PROCESOS FRONTERIZOS constituyen una entrada estratégica para la comprensión de los procesos socioculturales contemporáneos. Hace variasdécadas, al menos desde Barth (1976) y Cardoso de Oliveira (1976 y 1996), sabemos que estudiar identificaciones es estudiar sus límites. Es decir, los grupos y las identificaciones no pueden comprenderse en sí mismos, sino en relación con otros, en un entramado de relaciones que repone una situación de contacto, una situación de frontera. Estudiando límites podemos saber aquello que un grupo o unaidentificación incluyen y excluyen, así como los dispositivos a través de los cuales construyen esas diferencias, articulándolas en la mayor parte de los casos con formas de desigualdad.
Una parte de los nuevos procesos y problemas que proliferaron en los estudios socioculturales durante la década del noventa fue conceptualizada a través de términos como identidades, fronteras, territorios. Esostérminos se convirtieron en “metáforas comodines”, útiles para hacer referencia a las más variadas dimensiones y situaciones. La expansión de esos usos metafóricos se combinó en ciertos casos con una perspectiva que enfatizaba excesivamente la textualidad de “lo real” y la estética de lo social, muchas veces en detrimento de analizar conflictos de intereses que se expresaban no sólo en identidadespolíticas, sino también en políticas de identidad. En diversas regiones del mundo, nuevas formas de agrupamiento, así como la reaparición o el fortalecimiento de otras más antiguas, expresan luchas contra la desigualdad y por los derechos de la diferencia. A través de estos procesos, algunos conceptos centrales para comprender nuestra época se convirtieron en problemas –“no problemas analíticos, sinomovimientos históricos que todavía no han sido resueltos” (Williams, 1980: 21). Cuando esto sucede “no tiene sentido prestar oídos a sus sonoras invitaciones o a sus resonantes estruendos” (Williams, 1980), ya que esa resonancia no es más que una convocatoria a la reproducción de un cierto saber, de una cierta práctica, de un cierto campo.
Williams proponía, en esas situaciones de crisis, trabajarno sólo sobre la etimología, sino en la historia social de la semántica (1983, 1980). En nuestro caso (y aquí el plural de la primera persona, como se verá, es más que un artilugio enunciativo), elegimos otro camino: en lugar de concentrarnos en los significados históricos, buscamos hacerlo –si se me permite decirlo– en uno de sus “referentes”. Es decir, en lugar de hacer un estudio sobre eltérmino “frontera”, pretendimos realizar una diversidad de estudios sobre zonas fronterizas. En lugar de realizar una historia semántica, hicimos una historia territorial, relacional, sociocultural, de espacios fronterizos específicos. En lugar de apelar a la historia de las ideas, apelamos a la etnografía. Se trata de una entrada complementaria (no contrapuesta) a la de Williams, para analizar esosconceptos/problemas.
En la segunda mitad de los años noventa a varios etnógrafos nos resultaba potencialmente productivo avanzar en el estudio del problema “fronteras” como constitutivo del problema “identidades”, es decir, de los movimientos históricos que estaban implicados en ellos. El dilema era cómo enfrentar esas investigaciones con fuerte base empírica para que, aunque en un futuro...
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