Guía de comprensión la última niebla
Hay un ser que no puedo encontrar sin temblar. Lo puedo encontrar hoy, mañanao dentro de diez años. Lo puedo encontrar aquí, al final de una alameda o en la ciudad, al doblar una esquina. Tal vez nunca lo encuentre. No importa; el mundo me parece lleno de posibilidades; encada minuto hay para mí una espera, cada minuto tiene para mí su emoción.
Noche a noche, Daniel se duerme a mi lado, indiferente como un hermano. Lo abrigo con indulgencia porque hace años, todauna larga noche, he vivido del calor de otro hombre. Me levanto, enciendo a hurtadillas una lámpara y escribo:
"He conocido el perfume de tu hombro y desde ese día soy tuya. Te deseo. Me pasaríala vida tendida, esperando que vinieras a apretar contra mi cuerpo tu cuerpo fuerte y conocedor del mío, como si fuera su dueño desde siempre. Me separo de tu abrazo y todo el día me persigue elrecuerdo de cuando me suspendo a tu cuello y suspiro sobre tu boca."
Escribo y rompo.
Hay mañanas en que me invade una absurda alegría. Tengo el presentimiento de que una felicidad muy grande va acaer sobre mí en el espacio de veinticuatro horas. Me paso el día en una especie de exaltación. Espero. ¿Una carta, un acontecimiento imprevisto? No sé, a la verdad.
Ando, me interno monteadentro y, aunque es tarde, acorto el paso a mi vuelta. Concedo al tiempo un último plazo para el advenimiento del milagro. Entro al salón con el corazón palpitante. Tumbado en un diván, Daniel bosteza,entre sus perros. Mi suegra está devanando una nueva madeja de lana gris. No ha venido nadie, no ha pasado nada. La amargura de la decepción no me dura sino el espacio de un segundo. Mi amor por "él"...
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