Guadalajara trashumante

Guadalajara trashumante
Principal heredero político del reino colonial de la Nueva Galicia, el Jalisco del México independiente se ve confrontado a la separación administrativa de las jurisdicciones de Zacatecas y Colima (en 1824) y del territorio de Tepic –actual estado de Nayarit– (en 1867), escisión percibida en los medios políticos como una mutilación inadmisible del cuerpo del estado. Si laconstitución de Zacatecas en «estado libre y soberano» a partir de 1824 parece lógica en el marco de la firma del pacto federal inmediatamente después de la independencia, aquellas más tardías como las de Colima (reconocida por la Constitución de 1857) y de Nayarit (por la de 1917) son dolorosas en la medida en que confirman la pérdida de poder de Guadalajara, segunda ciudad del país, en elcontexto de la reestructuración de la relación de fuerzas entre los componentes de la nueva nación. Además de las consecuencias simbólicas que implica semejante reducción de su área oficial de influencia, las elites de Guadalajara perdían el control de los principales recursos, procedentes de los dos puertos internacionales que Jalisco tenía sobre el Pacífico: Manzanillo (que pasó a la jurisdicción deColima) y San Blas (en el antiguo cantón de Tepic). La separación de Colima representa una mutilación significativa del territorio, que se prolonga en litigios en torno a la definición de fronteras, pero la del cantón de Tepic, en la segunda mitad del siglo XIX, es la que adquiere dimensiones simbólicas más relevantes. 19 En 1867, en el delicado contexto del levantamiento indígena dirigido porManuel Lozada, dicho cantón se transforma en distrito militar bajo control directo del gobierno federal.1 La separación de Tepic fue la más estrepitosa de todas y suscitó un largo litigio cuyo punto culminante fue que la Cámara de Diputados de Jalisco no reconociera el nuevo territorio federal, en 1884. La herida tardó tanto en cicatrizar que, durante casi treinta años, la creación de nuevos cantonesno llenó el vacío dejado por el séptimo en la estructura del estado, que conservó así una especie de casilla vacía, testimonio de esta ablación, hasta el 30 de diciembre de 1896, fecha de creación del cantón de Chapala, al cual se le atribuyó el número siete. A principios del siglo XX, Jalisco era lo que queda de una potencia regional desmembrada que aún conserva un doloroso recuerdo de estosacontecimientos y que asocia el desmoronamiento de su potencia a las intervenciones del Estado central. Así, todavía en 1918 el diputado federal Jorge Delorme y Campos se autorizaba expresiones anexionistas en relación con Colima que reclamaba una franja de territorio. El carácter impreciso de las fronteras explica por qué las fuentes más oficiales que hay, el censo de 1900 realizado por la DirecciónGeneral de Estadística2 y el mapa levantado en 1908 por el ingeniero Agustín V. Pascal, miembro de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística,3 difieren en su cálculo de la superficie del estado: la primera señala 86.752 kilómetros cuadrados, y la segunda 86.744. Con la frase «El territorio representado en sepia pertenece al estado de Jalisco, pero se encuentra en posesión del territorio deTepic», el mapa de Pascal consigna explícitamente una discrepancia importante. Sin que a lo largo del siglo XX hayan cesado los conflictos limítrofes, las dimensiones del estado se verían recortadas aún más, dado que la superficie de Jalisco según el censo de 1999 (INEGI) es de 80.138 kilómetros cuadrados. Entre particularismos y unidad Sobre esta superficie coexisten regiones geográficamente muydiferentes, una diversidad de ecosistemas, que están en el origen, 20 sin ser la única causa, del desarrollo económico y demográfico desigual.4 En Jalisco han tenido lugar historias diferentes que hablan, cada una, de un ritmo de poblamiento particular, de una relación especí- fica con la tierra y los recursos naturales, de la calidad de la tierra misma, de las posibilidades de supervivencia,...