guagua
Paul Ricoeur
El título de esta conferencia, “La lucha por el reconocimiento y la economía del don”, parece juntar el agua y el fuego, la palabra “lucha” y la palabra “don”. Pero aquello que está en juego es la palabra “reconocimiento”, el reconocimiento mutuo. Este trabajo forma parte de una tentativa más vasta de dar al concepto de“reconocimiento” una dignidad filosófica que, comparado a la palabra “conocimiento”, no tiene. Hay teorías del conocimiento, tratados del conocimiento, pero, según mi información, no tenemos el gran libro que llevaría por título Sobre el reconocimiento. Tampoco estoy seguro de que él pueda ser escrito, y no presento aquí más que fragmentos de búsqueda.
El concepto de reconocimiento ha entrado en lahistoria de la filosofía esencialmente gracias al filósofo alemán Hegel. Y esto fue casi al inicio de su obra filosófica, en Jena, entre 1802 y 1806. El tema del reconocimiento no es desconocido al público de lengua francesa, gracias al trabajo de Kojève sobre el gran libro de Hegel que sigue a este período de preparación: La fenomenología del espíritu. El núcleo de esta obra es la lucha por elreconocimiento precisamente, pero alrededor de un tema que me ha parecido un poco reductor, la lucha entre el señor y el esclavo, y que en efecto, en este libro, no puede resolverse más que con una remisión de alguna manera a espaldas del señor y el esclavo que se reconocen como compartiendo el pensamiento. La salida de la lucha por el reconocimiento en La fenomenología del espíritu, es por tanto elestoicismo, donde un señor y un siervo, un emperador y un esclavo, dicen ambos “nosotros pensamos”, y como ambos piensan, ellos son indiferentes, señor o esclavo. El estoicismo produce pues el escepticismo. Remontando más allá de esta obra total, admirable que es la Fenomenología del espíritu, hasta el período de Jena, seguí los trabajos de otra generación de investigadores que, en obras fragmentariasinacabadas, ponen en camino la idea de la lucha por el reconocimiento, pero con un horizonte mucho más prometedor de desarrollos ulteriores que esta especie de cerradura de la vengo de hablar sobre el estoicismo y el escepticismo. En esos escritos y sobretodo en su reactualización en Alemania principalmente por jóvenes investigadores, y también en Lovaina en torno a Taminiaux, la idea generalmenteexpuesta es la siguiente: si permanecemos solamente en el horizonte de la lucha por el reconocimiento, crearemos una demanda insaciable, una suerte de nueva conciencia desdichada, una reivindicación sin fin. Ello me ha llevado a preguntarme si no tenemos por otro lado, en la experiencia cotidiana, la experiencia de ser reconocidos en un intercambio que es precisamente el intercambio del don.Efectúo pues un intento del que desconozco su éxito, pero del que estoy cierto que es fecundo, para completar y corregir la idea finalmente violenta de lucha por la idea no violenta de don. He ahí, pues, la línea general de mi presentación.
Volviendo en pocas palabras sobre la obra de Hegel en el período de Jena, quiero designar cuál es el adversario permanente que la filosofía política ha intentadocombatir y excluir: se trata del Hobbes del Leviatán. Se puede decir que toda la tradición del derecho natural, de Grotius, Pufendorf, Locke, Leibniz, y hasta Fichte, tienden a refutar a Hobbes. La idea de Hobbes, muy conocida aunque sea sumariamente, es que en el estado que él llama de naturaleza – suerte de fábula del origen, que además es perfectamente reconstruida a través de una descripciónempírica del estado de las cosas –, los hombres sólo se conducen por el miedo de la muerte violenta de la mano de otro. Las pasiones que dominan en este miedo son la competencia, la desconfianza y la gloria. En el fondo, es la idea de desconfianza en la que nos vamos a centrar, pues el reconocimiento que vamos a examinar es la réplica a esta desconfianza para salir del estado de naturaleza así...
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