Guanaco

LA PREGUNTA MÁS TEMIBLE

Federico Hernández Aguilar*

Como padre primerizo que soy, muchas son las preguntas de mis hijos para las que desde ya quiero prepararme. Dado que nos interesa que sedesarrollen en un ambiente familiar de libertad y criterio antes que en uno de obediencia ciega, con mi esposa llevamos algún tiempo dedicados a la dulce tarea de aprender a convertirnos en padres, esdecir, a la complicada pero enriquecedora labor de anticiparnos lo más posible a esas naturales inquietudes que el mundo va a despertar en nuestros hijos, y ante las cuales vamos a tener queresponderles.

Desde la inevitable cuestión del sexo —“Papá, ¿cómo nacen los niños?”— hasta el espinoso tema de las desigualdades —“¿Por qué mi amiguito fulano tiene tantos juguetes?”—, pasando por lastempranas verificaciones morales —“¿Y si es malo fumar, papá, entonces por qué fuma mi abuelita?”—, las previsibles y no tan previsibles interrogantes de nuestros hijos constituyen un abanico dedesafíos con el que conviene empezarnos a soplar las neuronas. Todo padre responsable sabe que vale la pena tomarse este trabajo, sobre todo si de verdad le interesa dejar a su prole algo más que unaeducación formal y un puñado de bienes perecederos.

Sin embargo, si me lo preguntan a mí, en este momento de mi vida existe una sola interrogante de mis hijos para la que ningún proceso de anticipaciónparece funcionar. Se trata una interpelación aguda, profunda, que gravita sobre mi conciencia, y que quizá, si no llego a responderla bien, me robaría la tranquilidad por el resto de mis días. Esapregunta, a cuya meditación pretendo introducir a mis pacientes lectores, tiene una formulación engañosamente simple: “¿Dónde estabas, papá?”.

Así de sencillo: “¿Dónde estabas? Cuando el país que meestás heredando se encontraba en tus manos, ¿qué hiciste para cambiarlo? Cuando contemporáneos tuyos, con ausencia de escrúpulos, se atrevieron a tocar con dedos sucios ese cúmulo de valores e...