Guarimbera
Páginas: 32 (7752 palabras)
Publicado: 2 de diciembre de 2014
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José Sant Roz
El guarimbazo
de la guarimbera
Con ilustraciones de
VICMAN
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© El guarimbazo de la guarimbera
José Sant Roz
Ilustrciones: VICMAN
HECHO EL DEPÓSITO DE LEY
Depósito Legal:
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Guarinda Curlozano:
51 años de edad, 1,63mts.
de altura, busto 38B, cintura 69 cm y caderas 140
cm; estaba exultante la tarde
en que recibió un twitter en
el quele anunciaban que
la marcha por la “Declaración del territorio Libre
de Las Américas” se haría
en medio de un día turbulento y aguarimbado, como
tantos otros en la Mérida de aquel mes de marzo
de 2014. La concentración sería a las 10 de la mañana, en FACES. Guarinda tenía todo preparado para
la ocasión, su reloj azulenco marca fossil, su gorrita
afaralada comprada en Miami marca KenethCole,
sus fosforescentes zapatitos rosados adidas, largos
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zarcillos de almendras chinas que combinaban con
sus lentes oscuros estilo aviador, marca ray ban,
traídos de Panamá; su franelita superpuesta estilo
inter-fly, su cuchi mochilita, también adidas, y su
cantimplora Coleman, color verde perico comprada
en las tiendas Dorsay. Llevaba coquetamente ajustada una vaporosa minifalda,acampanada, que en
la retocada gurupera se alzaba libre y atrevida cual
banderola sobre mar embravecida.
Metió en su cartera un rosario, dos estampitas de
la virgen que retiró de su altarcito, sus pastillas para
la tensión alta que nunca le faltaban, y por si acaso,
su abanico gaditano.
Nos encontrábamos en pleno ajetreo guarimbero, desde que doña María Corina Machado, el 23 de
enero de 2014,anunciara que “a Maduro hay que
darle duro”.
Guarinda, luego de apretarse las lolas duras y
tensas, recién operadas, aún con los pezones hundidos, sin sensibilidad y tasajeados por el bisturí, salió
con celular en mano, alerta, siguiendo trafficMérida, y sin perder cada mensaje que iba vomitando el
twitter:
“Aferrarse sin descanso a la libertad. Basta: no
otra Cuba en nuestras tierras”.
Yella tecleando con destreza para sentirse viva:
“Peligro, ya tenemos libreta de racionamiento.
Fidel acaba de enviar contingente para proteger a
MaBurro”.
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Inmediatamente el fogonazo no se deja esperar:
“Peligro de ataque tupamaro a nivel del Yuan
Lin. Anoche violaron a niña de 10 años”.
“Inminente ataque de tupamaros se cocina para
esta noche en las residencias El Rodeo, pásalo”.Guarinda tenía sus altibajos morales, aun cuando
estaba encontrando en la guarimba una nueva manera de echarse a las espaldas los problemas. Pero
no pudo evitar sentir que estaba envejeciendo, con un marido que le aburría
y que ya no se ocupaba de ella. Guarinda mezclaba sus
problemas íntimos
con los turbiones de
la política y de ellos
emanaba una síntesis sombría de dolores tardíos.Cuando
pensaba en Lalo, su
marido, se enfurecía y deseaba tener en sus manos
a todos los tupamaros para ahorcarlos, y por eso los
dedos le temblaban lanzando otro twitter:
“Malditos tupamaros, no puedo llamarlos de otra
manera y perdonen, rondan por Las Marías”.
Se oyó la sirena de una ambulancia y repentinamente sintió un encendido gozo. Cosa rara: todo lo
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que antes le provocabaangustia o desasosiego ahora la reconfortaba; cualquier
estallido de mortero
o bomba molotov,
disparos, delirantes
cacerolazos, correcorre de patrullas o
bomberos, trancas con
quemas de cauchos;
agites con gente herida,
movimientos de tanquetas, gritos desde ventanas
llamando a la “batalla”, eran ahora para ella lo
más sublime y glorioso, y signo de que se acercaba
la victoria.
Volvía a suspensamientos y se preguntaba Guarinda, qué la unía a su marido Lalo. El barullo de
las ideas la amargaban: lo único que concluía era
que ese radicalismo sólido, de concreto armado,
contra los chavistas, era un lazo más poderoso que
el mismo sacramento del matrimonio; que su marido era tan apasionadamente amante de la libertad como ella, como María Corina, como Leopoldo.
Lalo era de Voluntad...
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