Guerra politica

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Terrorismo y paz: la nueva agenda
Por Eduardo Posada Carbó*
Cuando en julio de 1999 el expresidente liberal Alfonso López Michelsen declaró
que las guerrillas colombianas eran unas "bandas terroristas", al tiempo que
atacaba la diplomacia por la paz del actual gobierno, el entonces presidente del
Senado, el conservador Fabio Valencia Cossio, respondió que las palabras del
exmandatarioeran "más peligrosas que un ataque guerrillero".i López Michelsen
fue enfático: "Lo que hay aquí son unas bandas terroristas … que atacan los
poblados en horas de la noche, fusilan o asesinan a las gentes
independientemente, ponen deliberadamente minas quiebrapatas en distintos
lugares del territorio, y en las ciudades practican el secuestro como medida de
financiamiento".ii Por supuesto queValencia Cossio también condenó los "actos
demenciales de la guerrilla", pero consideró que las declaraciones del
expresidente liberal entorpecían el proceso de paz.
Tras los ataques terroristas en los Estados Unidos el pasado 11 de septiembre, la
polémica destada por las palabras de López Michelsen cobra actualidad. Y cobra
actualidad porque en sus términos se retrata el enorme dilema que haenfrentado
desde sus inicios el proceso de paz en Colombia y que hoy - con la guerra
mundial contra el terrorismo liderada por la administración Bush, y con la
resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que obliga a todos
los Estados a luchar contra el terrorismo - se vuelve aún más serio. El dilema
para el Estado de sostener la disposición negociadora frente a grupos queapelan
al terror se ha sobrellevado, hasta ahora, con un lenguaje que distingue, expresa
o implícitamente, entre "terroristas" e "insurgentes" o "guerrilleros" - a éstos
últimos se les ha reconocido carácter político, con el fin de adelantar un proceso
de paz. Tal dilema se ha sobrellevado también con mucha paciencia y aguante
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por parte del Estado y la sociedad, ante una subversión que recurrea la violencia
con muy pocos límites, como quedó demostrado - entre otros actos de violencia
reciente - con el secuestro y asesinato de la exministra Consuelo Araújo Noguera
de manos de las Farc. El nuevo clima internacional después del 11 de septiembre
exigirá nuevas resoluciones. Como lo ha planteado el exministro Fernando
Cepeda Ulloa, "¿Se puede en época de una guerra global contra elterrorismo
negociar con los grupos que lo practican"?iii
Que las Farc, Eln y Auc practican el terror, nadie pone en duda. El terrorismo en
Colombia, según un informe del Center for Defense Information, entró en una
"espiral fuera de control" durante la última década.iv Este mismo informe estimó
que en el año 2000 se cometieron aquí unos 186 actos de "terrorismo
internacional" - un 600 % deincremento respecto del año anterior -, y anotó que
"la vasta mayoría fueron dirigidos contra intereses y negocios de los Estados
Unidos". No se especifica allí qué se entiende por "terrorismo internacional", ni
se dan datos sobre la ocurrencia del "terrorismo nacional" en Colombia, mucho
más devastador. Los asesinatos, ejecuciones sumarias, masacres, secuestros y
toma de rehenes, bombardeosindiscriminados, minas quiebrapatas: todos estos
y otros actos sobresalientes de terror, en particular aquellos que victimizan a la
población civil, han estado condenados y prohibidos desde hace ya algún tiempo
por las llamadas leyes de la guerra. Lo que está emergiendo después de los
eventos del 11 de septiembre es una actitud internacional más unida, firme, y
decidida frente al problema. ¿Cómoafecta entonces esta nueva ofensiva mundial
contra el terrorismo la situación colombiana?
La respuesta a este interrogante tiene varias dimensiones. En primer lugar, es
importante advertir que el objetivo de la ofensiva mundial contra el terrorismo,
liderada por los Estados Unidos, tiende a incluir a los grupos que operan en
Colombia clasificados como "terroristas". Es claro que, en el...