Guion de pregunte
cama era bien dura, el abrigo poco sólido y la situación muy penosa a
5.000 pies sobre el nivel del mar. Sin embargo, misueño fue tan tranquilo
aquella noche, una de las mejores que había pasado desde hacía mucho
tiempo, que ni siquiera soñé.
A la mañana siguiente nos despertó, medio helados, un aire bastante vivo;el sol brillaba esplendente. Abandoné mi lecho de granito y fui a disfrutar
del magnífico espectáculo que se desarrollaba ante mi vista.
Me ubiqué en la cima del pico sur del Sneffels, desde elcual se descubría la
mayor parte de la isla. La óptica, común a todas las grandes alturas, hacía
resaltar sus contornos, en tanto que las partes centrales parecían
obscurecerse. Hubiérase dichoque tenía bajo mis pies uno de esos mapas
en relieve de Helbesmer. Veía los valles profundos cruzarse en todos
sentidos, descendían los precipicios a manera de pozos, los lagos se
transformaban enestanques y los ríos, en arroyuelos.
A mi derecha se presentaban innumerables ventisqueros y multiplicados
picos, algunos de los cuales aparecían coronados por un penacho de humo.
Lasondulaciones de estas infinitas montañas, cuyas capas de nieve daban
un aspecto espumoso, semejaban la superficie del mar cuando las
tempestades la agitan. Si me volvía hacia el Oeste, contemplaba lasaguas
del Océano, en toda su majestuosa extensión, cual si fuese continuación de
aquellas aborregadas cimas. Apenas distinguían mis ojos dónde terminaba
la tierra y dónde comenzaban las olas.
Meabismé, de esta suerte, en el éxtasis alucinador que producen las altas
cimas, y esta vez sin vértigo alguno, pues, al fin, me iba acostumbrando a
estas contemplaciones sublimes. Mis deslumbradasmiradas se explayaban
en la transparente irradiación de los rayos solares; me olvidé de mi propia
persona y del lugar en que me encontraba para vivir la vida de los trasgos
o de los silfos,...
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