habbana station
Páginas: 4 (820 palabras)
Publicado: 4 de septiembre de 2013
Fuga de villa canabis
Un hombre de gastada apariencia y sombrero fino les hablaba en una reunión a los peones, es un hombre alto y delgado, de una apariencia elegante y Cortez, no es joven niviejo don Nicasio Tobón, es el amo de villa canabis y dueño de un gran imperio en el negocio del cultivo de la droga.
Ese día por la mañana, con el alegre rumor de los peones las cuadrillas de cadasector se ocupaban de la limpieza; no se daba un reposo para la ociosidad, solo se hostigaba el silencio del eco de estos parajes y el rauda sonoro golpe de los machetes cortando la maleza; no son masque una fuerza de trabajo llevados por la necesidad de subsistir.
El sol entre las ramas forma ríos de oro con su luz, mientras el calor húmedo e inquieto, prendido en la piel, se apodera deEdgar, Isidoro y dionel.
Ironías de una vidaAl siguiente día se percibió un sol brillante y un cielo despejado que arropaba los cerros en cuyo fondo se ha trazado este barrio de mal gusto; pero conlos rasgos propios de una invasión.
Un gran vocerío de mujeres y niños, mezclados entre adultos y ancianos, llenaban la calle aquella mañana; unos iban otros venían, mucha gente se hallaba aglomeradafrente ala casa de doña Antonia.
Cuando salió, agustina vio mucha gente reunida en la calle, aun, había mucha gente frente ala casa de Antonia.
Los Días fueron pasando; y, uno de esos días en...
Un hombre de gastada apariencia y sombrero fino les hablaba en una reunión a los peones, es un hombre alto y delgado, de una apariencia elegante y Cortez, no es joven niviejo don Nicasio Tobón, es el amo de villa canabis y dueño de un gran imperio en el negocio del cultivo de la droga.
Ese día por la mañana, con el alegre rumor de los peones las cuadrillas de cadasector se ocupaban de la limpieza; no se daba un reposo para la ociosidad, solo se hostigaba el silencio del eco de estos parajes y el rauda sonoro golpe de los machetes cortando la maleza; no son masque una fuerza de trabajo llevados por la necesidad de subsistir.
El sol entre las ramas forma ríos de oro con su luz, mientras el calor húmedo e inquieto, prendido en la piel, se apodera deEdgar, Isidoro y dionel.
Ironías de una vidaAl siguiente día se percibió un sol brillante y un cielo despejado que arropaba los cerros en cuyo fondo se ha trazado este barrio de mal gusto; pero conlos rasgos propios de una invasión.
Un gran vocerío de mujeres y niños, mezclados entre adultos y ancianos, llenaban la calle aquella mañana; unos iban otros venían, mucha gente se hallaba aglomeradafrente ala casa de doña Antonia.
Cuando salió, agustina vio mucha gente reunida en la calle, aun, había mucha gente frente ala casa de Antonia.
Los Días fueron pasando; y, uno de esos días en...
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