Habermas Energias Utpicas
La modernidad ya no puede pedir prestadas a otras epocas las pautas por las que ha de orientarse. La modernidad depende exclusivamente de si misma y tiene que extraer de si misma sus elementos normativos. El presente autentico es, desde hoym ek kugar donde tropiezanla continuidad de la tradicion y la innovacion.
El espiritu de la epoca se convierte en el medio en el que, de ahora en adelante, se mueven el pensamiento y el debate politicos. El espiritu de la epoca recibe impulsos de dos movimientos intelectuales contrarios, interdependientes e interrelacionados: el espiritu de la epoca prende con la chispa del choque entre el pensamiento historico y elutopico. A primera vistaambas formas de pensamiento se excluyen mutuamente. El pensamiento histrico nutrido por la experiencia, parece estar llamado a criticar los proyectos utopicos; el exuberante pensamiento utopico parece tener la funcion de exponer alternativas de accion y posibilidades de juego que trasciendan a las continuidades historicas. De hecho, la conciencia contemporanea de la época haabierto un horizonte en que se mezcla el pensamiento útopico con el histórico. Esta peregrinacion de las energias utopicas hacia la conciencia historica caracteriza en todo caso el espiritu de la época que, a su vez, imprime sus rasgos a la opinion publica de los pueblos modernos desde los dias de la Revolucion Francesa. El pensamiento político impregnado de la actualidad del espiritu de la epoca yque trata de resistir a la presion de un presente cargado de problemas, esta penetrado de energias utopicas; pero al mismo tiempo, es conveniente que este exceso de esperanzas se someta al contrapeso conservador de las experincias hostóricas.
Desde comienzos del siglo XIX, la utopia es un concepto de lucha politica que todos usan contra todos. En primer lugar, se emplea el reproche contra elpensamiento ilustrado abstracto y sus herederos liberales; luego por supuesto, contra socialistas y comunistas y tambien contra los ultra conservadores. Como todos estan infectados de pensamiento utopico, nadie quiere ser un utopico. Las utopias clasicas de una vida mejor y sin peligros se presentaban como observa FOurier, como un sueño del bien si medios para llevarlo a cabo y sin metodo. Lasituacion cambia cuando Mercier, un discipulo de Rousseau, con su novela proyecta aquellas islas de la felicidad de regiones remotas en un futuro alejado y, con ello, refiere las esperanzas escatológicas sobre el restablecimiento futuro del paraiso al eje mundano interno de un progreso historico. Sin embargo en cuanto a la utopia y la historia se tocan de este modo, se transforma la imagen clasica de lautopia y la novela estatal pierde sus caracternes novelescos.
Solamente Ernst Bloch y Karl Manneheim en nuestro siglo han conseguido limpiar la expresión "utopia" de la connotacion de utopismo y la han rehabilitado como un medio verdadero de proponer posibilidades alternativas de vida que incluso deben incluirse en el proceso histórico. En la conciencia historica politicamente activa hayimplicita una perspectiva utopica.
Alsi, al menos, parecia suceder hasta ayer. Hoy parece como si se hubieran consumido las energias utopicas, como si se hubiesen retirado del pensamiento historico. El horizonte de futuro se ha empequeñecido y el espiritu de la epoca, como la politica, ha cambiado fundamentalmente. El futuro esta tenido de pesimismo; en los umbrales del siglo XXI se dibuja el panorama...
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