Habitaciones Divorciadas

HABITACIONES DIVORCIADAS

© Roberto Lumbreras Blanco, 2004.

Personajes:
ÉL
ELLA


La acción en España, época actual Salón de un apartamento, adaptado a estudio de escritor, lleno de
libros y carpetas con manuscritos.
Al fondo: puerta de la vivienda, sofá, cuadro colgado con una fotografía artística de ELLA en el máximo
esplendor de su belleza. En la esquina derecha, mesa escritoriocon ordenador personal y libros,
papeles, etc.
A la izquierda: la puerta de un dormitorio, con un cartel colgado del pomo que reza: “RECIÉN
DIVORCIADOS”.
A la derecha: pasillo que da al resto de la casa.
En escena está ÉL, hablando acaramelado por teléfono.











ÉL.- ... Todavía no he colgado y ya te estoy echando de menos …Ya sabes que sí... Te quiero... ¿más alto? (másalto) ¡Te quiero!... ¿Quieres que nos oigan todos los vecinos? Pienso quedarme de inquilino... (más alto) ¡¡Te quieeeeroooo!!
( Suena la puerta de la entrada. Entra ELLA, de unos bien llevados cuarenta, con aspecto distinguido, atractiva, vestida muy clásica. Entra en el salón, con paso cansino. Se para delante del cartel de la habitación que descuelga y da la vuelta. Luego echa un vistazo generalal salón, e intenta contener las lágrimas sin conseguirlo.
El tono abatido y resignado de ELLA contrastará con el combativo de ÉL).
...Acaba de llegar mi” ex”. ¡Hasta ahora! (en voz baja) Te quiero. (Cuelga el teléfono. A ELLA) ¡Ah, eres tú! Ya no te esperaba. (Mira la hora) Llegas en mal momento: espero a alguien.
ELLA.- Lo siento. Me quedé dormida en el sofá: este tratamiento antidepresivo...ÉL.- No sigas por ahí. No me interesan los fármacos antidepresivos.
ELLA.- (Secándose las lágrimas. A ÉL) Quizás a ella sí: a la chica de los “te quieros”. ¿Porqué tantos gritos? ¿Es que no te cree? Pobre chica. Me da lástima.
ÉL.- Pues no debería dártela: Tiene la mitad de tu edad... y te dobla en inteligencia.
ELLA.- De poco le ha de servir: tú siempre eres mucho más inteligente que ellas:es tu primera norma. Tendrá que volverse astuta. Aún así, acabará perdiendo. Y entonces tú le gritarás otras cosas muy distintas a lo que acabas de gritarle.
ÉL.- (Sonriendo, malicioso) ¿Y... de la edad, no quieres decir algo?
ELLA.- Que puede ser tu hija. (Volviendo a su fragilidad) Olvídalo. Es una frase hecha. No he venido a pelear.
ÉL.- Yo tampoco. Estamos aquí para otra cosa. Sólo quieroque me firmes el contrato de arrendamiento del piso: he decidido quedarme a vivir. (Mirándola de arriba abajo) Por cierto, te ves muy bien a pesar de los fármacos.
ELLA.- Gracias por el cumplido . No te hacía falta: he venido a firmarte el contrato, y una “Entente Cordiale”. Aunque sospecho que estás tramando algo que no me va a hacer muy feliz: siempre aborreciste esta casa, y ahora quieresquedarte a vivir. Es una contradicción demasiado evidente.
ÉL.- Tan evidente como tu propósito de conservar este piso... Debí haberlo imaginado cuando acepté tu condición para que me dejaras libre. Una condición envenenada: que no vendiéramos nunca esta casa, Y QUE NO SE MOVIERA NI UN SOLO MUEBLE NI ENSER, (señala el retrato de ELLA sobre la chimenea) incluyendo ese retrato. ¿Y por qué, me pregunto yo?No. No me digas nada. Yo te lo diré. (ÉL se sirve
un güisqui. ELLA se sienta en el sofá. EL deambula por la escena mientras le habla a ELLA). El casado casa quiere, que dice el refrán. Y el descasado, casa no quiere. A no ser que la descasada, o sea, tú, no quiera descasarse de todo, y entonces se descase a medias.
ELLA.- (Suspirando, resignada) ¿Y cómo se descasa una a medias?
ÉL.- No tehagas la loca: Haciendo exactamente lo que tú has hecho. Allanándote en el divorcio con una sola petición, que yo como un malva te prometí. Una condición aparentemente estúpida e inocua: que la casa permanezca como un SANTUARIO; como si el tiempo se hubiese detenido (señala el retrato de ella) como está detenido en ese retrato de tu apogeo.
ELLA.- ¿Es ésta tu nueva teoría?
ÉL.- No es mi teoría No...