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El tamal de mi esperanza





Juan E. Pardinas Visita su BLOG
25 May. 08

En una esquina de camino a mi trabajo, hay una mujer que vende tortas de tamal. A primera vista,su negocio no tiene nada de extraño: atole de chocolate y vainilla, un anafre de carbón, una bolsa de bolillos y la infaltable olla con los tamales envueltos en hoja de elote. El puesto callejero sólose instala en las mañanas y cuenta con unos bancos de plástico para que los comensales se sienten a disfrutar de sus carbohidratos.

Después de pasar varias veces frente al comedero de banqueta, caíen la cuenta de que la mayoría de sus clientes frecuentes eran adultos mayores. Me pareció curioso que el puesto callejero era una especie de salón de eventos del Insen. De lunes a viernes, losmismos viejitos se apersonan a tomar su desayuno. Un día descubrí que la mujer no sólo vendía tamales, también los regalaba. La joven tenía su negocio y a la par organizó una cocina pública para la terceraedad. Los niños y adultos pagan sus tortas con dinero en efectivo, pero los ancianos sólo dan a cambio las gracias y una bendición.

La misma mañana que descubrí la filantropía en el puesto detamales, los periódicos informaban que en cinco meses van más de mil 300 muertos por la violencia del crimen organizado. La tragedia cotidiana de la vida nacional consume las reservas del buen ánimo. Sinembargo, en un instante súbito, una mujer con un puesto de tamales en la banqueta me da motivos para el optimismo. Ignoro su nombre. No sé si ella tenga el hábito de votar el día de las elecciones ydudo mucho que pague impuestos, pero su generosidad envuelta en hojas de elote es un compromiso con su entorno y sus semejantes. Todo acto de altruismo tiene una certeza revolucionaria: nuestrasacciones individuales pueden tener un impacto profundo en la vida de los otros. Los tamales filantrópicos le quitaron el hambre matutina a unos viejitos y a un servidor lo inspiraron para escribir este...