Hacia una espiritualidad del trabajo

“Ser humano es estar vuelto hacia algo, o hacia alguien, brindarse y dedicarse completamente a un trabajo, a una idea, a una persona amada, a un amigo, a Dios con el que se quiere vivir en comunión.”
Victor Frankl

El concepto de Espiritualidad no se utilizará aquí en su sentido restringido como relación con unser trascendente (espiritualidad religiosa). Actualmente, los destinos de los hombres y mujeres parecieran desgarrarse entre dos proyectos antagónicos. Uno de esos horizontes, y por desgracia quizá el de mayor auge, es el que denominaremos, una espiritualidad del consumo. Bajo esta perspectiva toda la vida humana, los sueños y esperanzas de los hombres están limitados a la esfera de intereseseconómicos. Todas las relaciones, todos los proyectos de las personas apuntan a consolidar un mayor poder de compra, un mayor margen de consumo. El sentido que el trabajo adquiere en ese horizonte no es otro que el acto mediante el cual las personas participan en el circuito socioeconómico de la venta de su fuerza de trabajo para asegurar la compra de cosas.

De este modo, el trabajo pierde susentido humanizador y se convierte en una actividad exclusivamente dirigida a la adquisición de cosas y cositas en el gran supermercado que, a través de la poderosa maquinaria de producir deseos y deseítos en masa (la publicidad), nos va uniformando a todos con las mismas obsesiones. En esa espiritualidad del consumo, el trabajo y el trabajador se degradan. Las personas no van a su sitio de trabajocon otra ilusión que la de recibir un salario, sin importar qué tanto amen o desprecien la labor que realizan, el trabajador se asimila a una máquina humana y su labor es una forma moderna y disimulada de esclavitud.

En el otro extremo de la contradicción, como alternativa radicalmente opuesta, se encuentra la espiritualidad del trabajo. El fundamento de esa opción es el encuentro cara a cara,persona a persona. No son las cosas, por necesarias que puedan ser, las que le imprimen sentido y valor a la vida. En lugar de la obsesión por tener, esta espiritualidad postula la voluntad de servicio, el afán por construir algo que podamos donar a otros, la experiencia de la generosidad y de la gratitud como aprendizaje del vivir en el compartir. Ser para servir sería el lema que resume estaposibilidad que se opone al “consumir para consumirse” de la espiritualidad del mercado.

Una espiritualidad del trabajo concibe al trabajador no como una máquina viviente, sino como un ser creador que modifica su entorno, al tiempo que se transforma a sí mismo. En el trabajo el hombre recrea su vida, no sólo en el sentido de las condiciones biológicas de subsistencia, sino en el sentido de una vidaauténticamente humana, en condiciones de dignidad propias de un ser libre, inteligente y espiritual. La espiritualidad del trabajo no alude a ningún rito o acto rezandero en el espacio de trabajo. Es una actitud fundamental de la persona frente al mundo, frente a los demás y frente a sí mismo. Vamos a matizar los rasgos más relevantes de esa actitud.

1. La alteridad. En el acto productivo,tenga o no una relación directa con el destinatario de los bienes materiales o servicios, está siempre presente el Otro, ese alguien que demanda un servicio, que espera algo de mí. La espiritualidad del trabajo me lleva, en el quehacer cotidiano de mis labores, por rutinarias que a veces puedan ser, a hacer un continuo acto de conciencia en el que imprimo el mensaje: “Tú me importas, tus necesidadesme importan... puedes contar conmigo... confía en mi labor”. Las cosas, bienes o servicios, son siempre para alguien, para el bien-estar y el mejor-vivir de alguien. Recordemos la sentencia de Emerson: “Una de las recompensas más hermosas de esta vida es que ningún hombre puede ayudar sinceramente a otro sin ayudarse a sí mismo”.

2. El servicio. Más allá del reino de las remuneraciones...