Haití
El intento resultó especialmente frustrante porque la basemilitar donde ocurrió eso no está en una populosa ciudad sino en Port Salut, una pequeña localidad del sudoeste recostada al mar Caribe y rodeada de producción agrícola abundante para los parámetroshaitianos. Esta suerte de paraíso natural, donde incluso la violencia que acosa al país se adormece en las alturas cercanas, luce ahora algo más limpio tras la recolección de resaca y residuos y laplantación de árboles que los cascos azules realizan junto con la población local, para limar asperezas y en prenda de paz, según explicó uno de esos militares a Tierramérica. Pero las purificadoras deagua sólo alcanzan para abastecer a los casi 800 soldados que viajaron 5.000 kilómetros para sumarse a la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (Minustah), y ésta no puede suplir almunicipio ausente. Montañas de basura invaden las calles y las aguas color turquesa del Caribe. La carencia de Estado muestra su cara más patética apenas el visitante sale del aeropuerto de PuertoPríncipe y, rodeado de aguas servidas y olores nauseabundos, transita por esa caótica ciudad que, a diferencia de otras latinoamericanas como Río de Janeiro o Caracas, se hace más limpia y amurallada amedida que se trepa a las montañas. El precio del agua embotellada aumenta en forma proporcional a la altitud sobre el nivel del mar, a medida que aparecen las mansiones donde se guarecen de la miseriay la mugre los dueños del poder de este país de 8,5 millones de habitantes, la mitad de ellos hacinados en mínimas viviendas derruidas de la capital, muchas a la espera de puertas y ventanas. En...
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